Capítulo treinta y tres.
-Cameron.-
Pasaron aproximadamente quince minutos y la rubia ya se encontraba en mi habitación. Había traído todo lo que le había pedido, o mejor dicho, lo que íbamos a usar.
Mientras Payton se daba una ducha en mi baño, yo aprovechaba para secar y alisar mi cabello, para que mis ondas naturales desaparecieran sin dejar rastro alguno.
Mi amiga me maquilló y me peinó. Nada de otro mundo. Mi rostro permanecía natural, solo un poco de base, rimel, delineador y lápiz labial rojo, para resaltarlos y darle un poco de vida.
Mi cabello estaba completamente lacio, ya que, no quería llamar mucho la atención.
Por el otro lado Pay había decidido optar por algo más extravagante. Se había hecho una trenza cascada. Su maquillaje era hermoso, se había pintado los ojos con sombra y delineador negro, haciendo resaltar sus hermosos ojos celeste cielo, también resaltaban sus enorme pestañas rubias. Era toda una muñeca.
La verdad no podía explicar ni describir lo hermosa que se veía. Pero todavía faltaba el vestuario.
Estábamos en invierno, pero el ambiente de cualquier club nocturno era cálido. Así que tendríamos que vestir con un conjunto no tan abrigado.
Como yo no era de salir a fiestas, solo salía a las del colegio. Suena patético, pero era la verdad. Había decidido que mi compañera eligiera mi atuendo para esta noche.
Me sentía un poco nerviosa, no sabía que iba a pasar esta noche y eso me desesperaba demasiado. Solo rezaba a Dios en mi interior que Pay no me eligiera algo tan demostrativo o escotado.
Mientras la muchacha rubia lanzaba de un lado a otro ropa, ________ permanecía sentada en una esquina de su gran cama mordiéndose su labio inferior. La pobre estaba aterrada.
Luego de cinco minutos Payton, había encontrado el conjunto perfecto. Era sencillo, pero sexy a la vez. Consistía en un jean negro ajustado adornando los bolsillos delanteros por tachas y un crop top rojo. Mi vestuario era perfecto. El top debaja ver gran parte de mi vientre plano. Era demasiado corto, ya que, llegaba tres dedos bajo mis pechos.
Sin duda era hermoso. Mi madre me lo había regalado, pero nunca lo había usado. Ahora entiendo el porque.
Sin protestar me coloqué las prendas para luego ponerme los zapatos taco alto, pero de color negro. Eran como botas pero solo llegaban hasta el tobillo. Tenía unas tachas que lo adornaban igual que el pantalon.
Estaba casi listo, solo me faltaba colocarme mi chaqueta negra de cuero y mi celular.
Pay se había colocado un top azul eléctrico con una pollera al cuerpo. Sus zapatos eran taco alto. Similares a los míos. Ella decidió no llevar abrigo, a lo que a mi me llamó un poco la atención. Estaba nevando en toda la ciudad y ella decide ir con un top de verano y sin una campera. Sin que se diera cuenta tomé un buzo mío y lo llevé conmigo. Lo iba a guardar en mi camioneta.
Sin más que hacer, salimos de la casa y nos subimos a mi auto. Inmediatamente el frío entraba por debajo de nuestras prendas. Estaba helando.
Encendí la camioneta junto con la radio y manejé hacia el club.
Todo el trayecto permaneció en completo silencio. Apenas llegamos al establecimiento, busqué con mi mirada algún lugar para estacionar. Divisé uno cerca de una Bugatti negra. Me dirigí hacia allí y lo estacioné. Apagué el motor de la camioneta y me quedé en el por un momento. Payton al ver que no bajaba del vehículo entró nuevamente.
- ¿Que pasa ______? - preguntó la rubia.
- Nada, solo me quedé pensando unas cosas. - Dije para luego salir del vehículo, no sin antes dejar mi abrigo en la parte trasera. Ni yo sabía lo que me pasaba. No era nada malo, si no, que me sentía rara viniendo a estos lugares. Ya me daba lo mismo, ya que, estaba aquí y tenía que disfrutar.
Me acomodé mi vestimenta y mi cabello para luego caminar hasta la entrada junto con Payton.
No era un boliche, pero tampoco era un Bar. Era una mezcla de los dos, pero grande. Apenas entramos lo único que me llamó la atención eran los muchachos. Las luces azules y la oscuridad no me dejaban ver con mucha claridad, pero lo poco que notaba era que todos estaban demasiado buenos. Aproximadamente tenían entre veinte años y veinticinco. Perfectos.
Después de babosearme un rato me dirigí con mi amiga hacia la barra de tragos. No iba a tomar demasiado, ya que, tenía que manejar de regreso. Por lo que tenía que moderarme.
—¿Que van a pedir bellas damas? — Preguntó el barman. Era apuesto. Joder todos los hombres aquí eran jodidamente caliente. ¡_______ contrólate mujer por una buena vez!
— Dos vasos de whisky. — Respondió Payton rápidamente, sin darle mucha importancia. Ella sabe perfectamente que el Whisky no me gusta. Lo hace a propósito. Esta mujer me quiere emborrachar y conseguirme un muchacho. Yo también quiero eso, pero estando en mis cinco sentido. Dios, al llegar la mataré.
El barman trajo nuestro pedido y los depositó en la mesa frente nuestra. Pay pagó por los tragos, pero no sin antes de coquetear con el muchacho. Frustrada, tomé el vaso en mi mano y lo llevé a mis labios para tomarlo en un solo trago. Una mueca de disgusto se asomó en mi rostro, dejando en evidencia que esta bebida no era una de mis favoritas.
— Nunca había visto a una chica tomar de esa forma. Tu rostro me dice que no te agrada. Prueba algo con menos alcohol. — Dijo un chico alto. Levanté mi mirada para mirarlo a los ojos. Pelo castaño, ojos verdes o azules, no lograba distinguirlos, pero era muy hermoso. Tenía el peinado como el de Justin, aunque no tan perfecto. Mierda. Ahí yo de nuevo comparando. ¡Idiota has algo!
El pobre chico estaba parado sonriendo como un tarado, wow que sonrisa tan perfecta. Era un dios griego.
— Debería. — Respondí con una sonrisa boba. Este debe tener a cualquier chica a sus pies. Que hermoso que es.
Afirmativo. Me estaba poniendo estúpida, por un chico que ni se su nombre ni edad hasta puede ser un ¡violador! Aunque pensándolo bien, por lo bueno que está no sería una violación.
— Me llamo Cameron y ¿tu hermosa? — Preguntó el castaño. ¡Hermosa! ¡Joder me llamó hermosa! Este chico era perfecto. Sonreí y le contesté.
— ________. — El muchacho me devolvió la sonrisa. Tomó una silla y se sentó al lado mío, ya que la barra no permitía que se sentara al frente mío.
— ¿Que hace una chica como tú tan sola en un lugar así? — Preguntó, mirándome hacia los ojos. No veía mi escote. Suma muchos puntos.
— En realidad no estoy sola, vine con una amiga. — Finalicé.
Y fue así como transcurrió toda la noche. No solo hablé con Cameron, si no que bailamos y nos pasamos nuestros números para mantener el contacto.
Era un chico dulce gracioso y muy caballero. Sumaba muchos puntos. Me hizo reír y sonrojar casi toda la noche. Valía la pena, definitivamente.
Ya era hora para que me marchara hacia mi casa. Volví sola, ya que, Payton se había encontrado con su ex novio y estaban muy cariñoso, demasiado, diría yo. Seguramente iba a ir a la casa del ex, discutir por que él la besó e iban a tener ese momento tan caliente. Como siempre. A lo que no me llamó mucho la atención.
Me faltaban varios kilómetros para llegar a mi destino. Tenía la vista media borrosa, pero aun así podía manejar.
Guardé el auto en el garaje y entré corriendo a mi casa. Hacía mucho frío. Me quité mis botas para no despertar a nadie y me dirigí hacia ni habitación.
Tenía mucho sueño, casi estaba por amanecer. Sin pensarlo me tiré en el medio de mi cama y mis ojos se fueron cerrando. Hasta que finalmente me dormí.
— ¡Despierta maldita perezosa!
Me levanté exaltada. No sabía que pasaba, pero unos gritos me despertaron. Era Chris.
— Que te pasa idiota, no ves que estaba durmiendo. — Grité enojada. El maldito solo sonreía con malicia. Estaba parado encima de mi cama con unos almohadones, que seguramente los utilizó para pegarme.
— No pasa nada, solo venía a decirte que mañana nos vamos Atlanta a lo de papá. Arma tus valijas nos vamos a quedar una semana. - Contestó con un tono de emoción en su voz.
¿¡Atlanta!? ¿¡Mañana!? Y no me avisaron.
— Está bien, ahora vete de mi cuarto. — Contesté molesta. Tenía la voz ronca, un poco más y parecía un camionero.
Tomé mi celular para comprobar que hora era. Tres de la tarde. Por lo menos había dormido. Lo dejé en la mesita de luz. Y me refregué la cara con cansancio. Aún tenía sueño.
Me iba a dar una ducha, eso me quitaría el sueño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario