Capítulo treinta.
-Para bien o para mal.-
Últimamente mis días eran los mismos de siempre. No se basaba en otra cosa que no sea de trabajo, aburrimiento y estar encerrada en casa, por culpa de las fuertes tormentas de nieve que había. Está era mi rutina, y ya me estaba cansando. Necesitaba un día de shopping o aun que sea juntarme con mis amigas.
Hoy era un lunes veinte de Enero. Estaba comenzando una semana nueva, pero igual a las anteriores, salvo por un pequeño detalle. Le había pedido a mi madre que me dejara este día libre para salir con mis amigas y ponernos al día, de lo cual ella no protesto y aceptó con una sonrisa.
Me encontraba en mi habitación decidiéndome que ponerme para salir. Después de una larga búsqueda encontré el atuendo perfecto. Un par de jean azul oscuro, un par de botas negras que llegaban una palma bajo mi rodilla, una remera color crema acompañada por un estampado de un perro francés y por último un tapado negro que llegaba un poco más debajo de mi cadera. Alisé mi cabello y ya estaba lista. Antes de salir de mi habitación me coloqué un par de gota de mi perfume y tomé mi bolso junto con mi móvil.
Bajé hacia la planta baja de la casa y busqué las llaves de mi nueva Range Rover blanca. Una vez con todo en mano decidí salir de mi casa para dirigirme hacia mi nueva camioneta. Apenas salí de mi casa pude notar como una fría oleada rodeaba mi cuerpo, dándome un leve escalofrío. El invierno de Canadá no era muy lindo que digamos. Era solo bueno para dormir y pasar los días metidos dentro de nuestra casa sentados frente la chimenea mientras calentaban nuestros cuerpos. Los viejos recuerdos comenzaron a invadir mi mente. Aquellas vacaciones de invierno que solíamos pasar en familia. Aquellas viejas charlas y sobre todo cuando en verdad éramos una verdadera familia unida. Tengo que admitir que nunca me hubiera imaginado lo que pasó con mi padre. Por más que me hubieran dicho, nunca les hubiera creído.
Traté de alejar aquellos recuerdos de mi mente. Me hacía mal pensar en esas cosas. No podía negar que extrañaba a mi padre. La separación no fue tan dura como pensamos, no nos afectó demasiado a nosotros. Pero a mi madre sí. Debo dar gracias a dios que aquella mujer encontró a una persona que podrá acompañarla, no digo por el resto de su vida, pero si por el momento. A lo mejor mi padre no era el amor de su vida.
Y fue ahí cuando me di cuenta que todo pasa por algo en la vida. Nada pasa porque sí. Poco a poco comenzó a caerme la ficha. A lo mejor lo que pasó con Justin fue para mi bien. El destino trata de decirme que él no es el indicado, que no es el amor de mi vida. Que solo es un amigo, que no servimos como una pareja.
Todo pasa por algo en la vida. Lo único que sé, es que el destino no nos quiere juntos. Verdaderamente debo superarlo.
A veces pienso que soy masoquista porque siempre trató de pensar mi futuro junto a él. Cuando a lo mejor mi futuro es con otra persona. Debo abrir mi corazón hacia otra persona y dejarte ir Biebss. Ya es hora de buscar mi rumbo.
Con solo pensar un futuro sin él mi corazón se rompía, pero por más que duela a lo mejor sea cierto. Tendré que olvidarte tarde o temprano. Aunque ya sea demasiado tarde, porque estas dentro de mi corazón desde hace aproximadamente cinco años. No será nada sencillo sacarte de ahí o al menos tratar de mirarte como simples amigos.
Mi vida es completamente un desastre.
De tanto pensar, no me había dado cuenta que ya estaba a tres cuadras del centro comercial, donde me iba a encontrar con mi mejor amiga. Trataría de contarle todo lo que pensé en este momento, ella me ayudaría un montón.
Debo admitir que Payton da muy buenos consejos, no solo eso, sino que sé que puedo confiar en ella.
Aparqué mi auto en el estacionamiento, apagué el motor y salí de él para poder entrar al establecimiento.
Apenas me bajé de mi camioneta, sentí como nuevamente el frío de Canadá me abrazaba haciéndome sentir como el viento fresco se mentía dentro de todo mi abrigo. Había parado de nevar, pero aún seguía helando. El día estaba oscuro a pesar que eran recién las dos de la tarde. Parecía como si estuviera por anochecer.
Al entrar lo primero que hice fue dirigirme hacía el patio de comidas traté de divisar a mi amiga sentada en una de las mesas cerca de Mc donald’s . Ya me estaba dando cuenta que allí íbamos almorzar.
-¿Ya has pedido por mí?- Pregunté haciendo que ella diera un pequeño grito de sorpresa. No tardó mucho en levantarse de su asiento para rodearme en uno de sus abrazos que tanto extrañaba. Una vez que me soltó de sus brazos tomé asiento frente de ella.
-Hola amiga desaparecida ¿no piensas saludar antes de preguntarme si ordené nuestra comida?- Dijo haciéndose la ofendida. Yo solo solté una leve carcajada. Tenía razón primero debía saludar antes de atacarla con mis preguntas.
-Disculpa Pay, pero es que tengo un hambre que sería capaz de comerme toda la comida del mundo. –Respondí. Dándole a entender que tenía un hambre enorme.
-No te hagas drama pedí nuestras órdenes. En un rato tengo que ir por ellas. Mientras tanto espérame que voy a ir por ellas. –Dijo para luego ir por nuestra comida.
Payton había traído nuestra comida. Comimos mientras yo le contaba como la había pasado en mis pequeñas vacaciones en Los Angeles. No dudé en contarle sobre lo sucedido en la noche de Halloween y sobre lo que había pensado en la camioneta minutos atrás.
Sus concejos no fueron malos. Fue realista por lo cual me hizo sentir un poco mal, porque tenía toda la razón del mundo. Como ella lo había dicho, tenía que olvidarlo. Tenía que ponerle un punto final a mi pasado y comenzar a escribir mi presente para tener un buen futuro.
Después de nuestra charla, dimos vueltas por todo el centro comercial para comprar ropa nueva y quitar toda nuestra angustia. No solo yo tenía mal de amores, si no que a ella le pasaba algo similar.
Nuestros pies ya no daban más por el cansancio. Por lo cual, decidimos irnos cada una a nuestras respectivas casas. Habíamos quedado que nos íbamos a juntar el viernes para hacer nuestra noche de chicas. Por más que estuviéramos “grandes” para hacer esas cosas, nunca nos íbamos a cansar. Era como un ritual para nosotras.
Al salir del lugar me di cuenta que había oscurecido peor que antes. El frío era más potente que antes y una capa blanca adornaba toda la calle. Traté de caminar hacia mi camioneta con tantas bolsas que tenía colgando en mis brazos. Abrí la puerta de la parte trasera y guardé todas mis pertenencias, para luego manejar hacia casa.
Bajé todo del auto y lo trasladé a mi cuarto para luego colocarlo en mi armario.
Hoy había sido un día muy agotador, pero muy bueno. Había revivido viejos tiempos. No solo eso, sino que abrí mi mente y me di cuenta de lo que me estaba sucediendo.
Por una vez en la vida pensé sobre mi pasado, mi presente y mi futuro. Nunca iba a poder mirar hacia adelante si seguía viviendo mi pasado.
Por lo tanto debo decir que después de muchos años me di cuenta de lo que me estaba pasando. Estaba viviendo en el pasado en vez de vivir mi presente.
Era hora de terminar mi pasado y comenzar con mi presente. Pero lo que no sabía es que en días todo iba a cambiar. Para bien o para mal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario