martes, 24 de junio de 2014

I´ll Never Let You Go [13]

Capítulo trece.


-Despedidas-


Los días iban avanzando con rapidez, sin darnos cuenta hoy era nuestro último día aquí, ya que mañana salíamos rumbo a Stratford. A excepción Justin que volvía a Atlanta.
La verdad estaba realmente agradecida porque disfrute y valoré todo lo que hicimos con Justin. No hubo peleas a excepción del primer día, pero eso para mí no contaba porque recién había llegado y yo est
aba en shock. Lo iba a extrañar y mucho. No puedo creer lo que una persona puede llegar hacer a la otra, lo digo en un muy buen sentido. Lo había extrañado y mucho.
Pasamos todo el día disfrutando lo poco que nos quedaba. Pasamos más tiempo juntos adentro de la cabaña charlando que yendo al lado o tomando sol.

Cada uno se encontraba en sus respectivas habitaciones preparando las maletas para mañana. Una vez hechas todos nos reunimos en la gran sala y nos sentamos alrededor de la pequeña mesa de café para charlar. El silencio y el aburrimiento reinaba la sala, hasta que Chaz nos propuso algo. -Hey que tal si jugamos al juego de la botella. –Exclamó el castaño con un cierto entusiasmo en su voz. No puedo jugar a ese juego. De ninguna manera, no me quiero ilusionar. Tanto que me costó olvidarlo y que mi esfuerzo se espume en tan solo segundos por un simple beso. No lo puedo hacer, no puedo es mucho. Pero todo mis pensamientos fueron en vano, las chicas habían ido a buscar una botella para comenzar con este juego. Justo cuando estaba por quejarme Cass me interrumpió solo para decir que todos iban a jugar a este juego y no había excepciones. Me había rendido, iba a jugar al maldito juego, solo espero que no me toque Justin.
Cass se acercó a la botella para darle un leve giró para que comenzara a girar. Parecía eterno, la botella no paraba más. Fue ahí cuando paró y señaló a dos personas . Me iba a pegar un tiro literalmente, me había tocado Justin. Estaba nerviosa y él también lo estaba, se le notaba en los gestos. Deslizó su lengua por sus labios para remojarlos, Oh dios mío eso era tan sexi, tan deseable. Por más que lo negara quería besarlo hasta que nuestros labios se gastaran.
Él se acercó lentamente hacia mí, para posar su perfecta cara frente la mía. Remojé mis labios y los abrí para darle la bienvenida a sus labios. El beso era infinito, era tan dulce. Nuestras lenguas formaron una guerra. Era su lengua contra la mía, era la mejor sensación de mi vida. Cuando por fin terminamos abrí mis ojos lentamente para ver a todos los ojos posar frente a nosotros. Todos estaban sorprendidos. Pero no le tomé importancia y trate de evitar hablar sobre el tema haciendo girar la botella.

La noche pasó demasiado rápido, pero mis pensamientos sobre aquel beso no se iban. Sentí mi alarma sonar muy fuerte. Era hora de levantarme. Me senté en el costado de la cama y me puse mis pantuflas de Bob esponja. Entre al baño y lo primero que hice fue mirarme al espejo, Dios que me ha pasado! Tenía todo el maquillaje corrido, parecía un payaso. Me lavé la cara lo antes posible, me cepille el pelo e hice mis necesidades, para luego salir y cambiarme. Me había puesto una pollera de jean blanca que me llegaba una mano arriba de la rodilla, un top hasta el ombligo azul con lunares blancos y mis vans negras.
Tomé mis bolsos y baje a planta baja para encontrarme con mis amigos. Ellos estaban desayunando. Me uní a su plática tan normal y comencé a comer mi desayuno. Tostadas con un jugo de naranja para acompañar.
Nuestro último momento juntos pasó muy rápido, a todo esto llegaba lo más duro para mi tanto como para mis amigos. La despedida. Todos nos íbamos a volver para Ontario pero Justin se iba de Canadá.
Cada uno lo saludó como si nos volviéramos a ver más tarde, pero para mí iba a ser medio difícil. Fui hasta donde él estaba y lo abrasé. Él no había esperado este abrazo, pero me recibió con los brazos abiertos.
-Hasta pronto Justin, te volveré a ver más adelante. –Dije susurrando cerca de su oído. –Eso espero ________ -Respondió dándome un cálido y tierno beso sobre mis labios.
Esto sí que no me lo esperaba, un beso suyo ni en sueños. No me negué y le correspondí su dulce beso. El beso solo duró segundos, pero no se me iba a borrar de mi cabeza. Te extrañaré biebzz y mucho.
Luego de la triste despedida me subí al auto de mi amiga y nos fuimos para nuestra casa. Pero nunca dejé de mirar atrás donde se veía alejar la camioneta negra de Justin cual iba siendo manejada por Kenny. Ellos se iban hacia el aeropuerto.

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