martes, 24 de junio de 2014

I´ll Never Let You Go [19]

Capítulo diecinueve.


-Halloween-



Miércoles treinta. Había pasado varios días desde la despedida de mi papá. Estos últimos días eran los más duros para nosotros. La tensión era notable en los almuerzos o en las cenas, casi no se hablaba. Mis hermanos estaban distantes con mi madre. Ella no se merece eso, en estos momentos ella necesita el apoyo de nosotros. Después de todo quien se metió en problemas y engaño a mi madre con su secretaria fue mi padre, no ella. Todo era injusto.
Yo más que nada estuve todo el tiempo junto a ella. Necesitaba el apoyo de uno de sus hijos y esa era yo.
{…}
Faltaba menos de veinticuatro horas para que sea Halloween y todavía no sabía de qué me iba a disfrazar. Por si no les había contado Christian, Chaz, Ryan y yo estábamos invitados a la fiesta que iba a dar Justin en California en su casa, o mejor dicho mansión. En este momento necesitaba tener a una buena amiga, una amiga de verdad que me ayudara cuando la necesite, como en estas situaciones. A veces me arrepiento demasiado por haberme importo más ser la capitana del equipo de porristas en mi colegio que haber intentado encontrar una verdadera amiga.
Pensé primero de que me quería disfrazar, quería algo fácil y sencillo, que no llamara mucho la atención. Y terminé decidiéndome en un gato. Era algo común, pero lindo y tierno a la vez.
Miré la hora en mi iphone eran las diez y media de la mañana, todavía era temprano. Decidí por levantarme y darme una ducha, para despertarme con un muy buen humor. Al salir de la ducha enrollé en mi cuerpo una toalla mediana de color lila y una más pequeña del mismo color en mi cabello. Salí del baño y me coloqué crema en mi cuerpo para hidratarlo. Luego busqué un jean negro ajustado al cuerpo y me lo coloqué junto con una musculosa gris suelta, lo que más me gustaba de esta remera es que en las mangas se notaba mi corpiño negro, ya que era grande. Para acompañarlo me coloqué unas botas negras con taco no tan alto. Sequé mi cabello y lo peiné para luego salir de mi habitación e irme hacia la recamara de mi madre. Di dos leves golpes a la puerta de madera blanca para que luego está se abriera y apareciera mi madre al lado. Se la veía mucho mejor. Habían desaparecido las dos bolsas negras muy notorias de los ojos chocolates de mi madre. Físicamente estaba mejor, hasta estaba mejor vestida. Era nuevamente ella.
Entre al cuarto y lo observé por un largo rato. No estaban los pañuelos descartables repartidos por todo el cuarto, las fotos habían desaparecidos o mejor dicho todo lo que le ayudara a recordar a él había desaparecido. Me dirigí hacia la gran cama color crema de mi madre para sentarme en ella, ella solo imitó mi acción.
-Hola ma, venía para pedirte que me ayudes en algo urgente- Le dije calmada. Ella solo me miró y asintió con su cabeza para que yo siquiera.
-Necesito que hoy sea un día de madre e hija. Quiero que me ayudes a comprar un disfraz para una fiesta, es mañana y debo verme muy bien porque es la fiesta de Justin en California.- Finalicé, para luego mirarla. Ella no dijo nada solo alzó una de sus finas cejas para mirarme. ¡Oh dios! Ya sé que significa esa mirada. Y está verdaderamente equivocada. Ella sigue pensando que yo tengo algo con Justin, pero no está en lo correcto.
- Fiesta, Justin, Necesito verme bien, California. Esto solo me lleva a pensar una sola cosa. –Dijo mi madre con una bella y amplia sonrisa en su rostro. Antes que dijera alguna estupidez abrí mi boca con el ceño fruncido para aclararle las cosas, pero fui interrumpida nuevamente. -______, solo bromeaba, pero sé que aún sientes algo por él y no trates de negármelo porque apenas lo veas esos sentimiento volverán. Como dice el dicho hija “Donde fuego hubo, cenizas quedan”- Dijo tranquilamente, para luego levantarse de la cama e ir directo hacia la puerta. –Vamos, tenemos que elegir el disfraz perfecto para que ese muchacho quede embobado al verte. – Exclamó guiñándome uno de sus ojos. Yo quedé atónica por todo lo que dijo, pero por más que lo negara ella tenía razón. Pues que esperaba es mi madre y me conoce mejor que yo misma. Sin decir nada me levanté y me dirigí hacia el auto de mi madre.
Pasamos toda la tarde en el centro comercial. Almorzamos juntas y charlamos de todo un poco. Le conté todas las noticias que tenía sobre Justin y la fiesta. Sin pensarlo mi madre accedió a que mi hermano y yo asistiéramos a la gran fiesta de Halloween en lo de Bieber.
Al llegar a casa bajé del auto inmediatamente y me dirigí hacia mi cuarto. Dejé sobre la cama las bolsas con mi disfraz y otras cosas que había comprado con la ayuda de mi mamá. Saqué mi móvil para verificar la hora, todavía me quedaba tiempo. Eran las siete y media de la tarde, era demasiado tarde. No iba llegar a tomar el avión con mi hermano para irme a California. Me desojé lo más rápido posible de toda prenda que cubriera mi cuerpo para tomarme una ducha rápida. Enrollé mi cuerpo con una toalla y con otra mi cabello. Mientras me vestía a la velocidad de la luz me iba peinando, todo por ganar tiempo. Me había puesto una remera negra básica, pero que llegaba un poco más arriba de mi ombligo, en la zona de mi busto decía con letras blancas y bastante grandes “Dope” y un short de jean claro tiro alto que dejaba un poco descubierto mi torso, a todo esto lo acompañé con unas vans negras. Tomé mi pequeña valija negra y guardé las cosas que iba a utilizar en estos días. Cerré mi maleta y la apoyé en el suelo de madera para luego tomar mi bolso de cuero blanco y colocármelo en mi hombre derecho. Lista y perfumada bajé hacia la planta baja de mi casa para dirigirme al aeropuerto junto con mi hermano. Allí nos íbamos a encontrar con los chicos, ya que teníamos el mismo vuelo y los asientos todos seguidos.
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario