Capítulo treinta y seis.
-Beliebers.-
Los minutos pasaban como si fueran segundos, formando horas. Y todavía seguí el Shock.
Esto seguramente debe ser una maldita pesadilla. No podía estar ocurriendo todo esto a Justin.
Él es una muy buena persona, sin duda alguna. Aunque esto no justificaba sus malas actitudes que había tenido últimamente. Era como si estuviera perdido en medio de un pozo vacío oscuro sin fondo llamado “Fama”
Esto es el claro ejemplo que el dinero y la fama te pueden llegar a cambiar de un día para el otro, no solo eso, sino, también, la mala junta.
No tengo nada contra sus amigos niggas, pero desde que él se juntaba con ellos había cambiado.
Eran muy pocas las veces, escasas para decir verdad, que se juntaba con Ryan, a pesar que él concurría a la universidad.
Ni siquiera sabía si él estaba conforme con su “nueva vida”
Toda la culpa no la tienen sus amigos, por otro lado, él ha comenzado a tener estas actitudes desde su ruptura con su actual ex novia Selena. Ojo, no le estoy echando toda la culpa, ya que, Justin debe hacerse cargo de sus actitudes.
A pesar que ya tiene casi veinte años, él sigue comportándose como un niño entrando en la adolescencia, piensa que por tener todo el dinero del mundo y por ser exactamente “Justin Bieber el cantante reconocido mundialmente por su talento y por tener un montón de seguidoras” puede hacer lo que él quiera. Definitivamente está equivocado.
Negué con mi cabeza, en forma de reprobación por la reciente inmadurez de mi amigo. Él necesita ayuda. Pensé.
Dos horas faltaban para salir de prisión y ser libre, como un ave en pleno vuelo. Lo único que deseaba es que todo este calvario llegara a su fin. Estaba hastiado de tantos problemas, lo peor es que eran uno tras el otro. No tenía respiro, paz, nada.
Necesitaba salir de este abismo y alejarme de todo ser humano. Necesitaba tiempo a solas.
Necesitaba encontrarme a mí mismo, al chico que he perdido, por el dinero y por la fama.
Lamentablemente, solo no podía con esto.
Tenía que volver a mi antigua vida, recomenzar todo de nuevo. Volver al pasado para tratar de salvarme de esta mierda de vida que tenía.
Yo lo elegí, ahora tenía que afrontar las consecuencias del éxito, si es que se puede decir así.
Anteriormente había hecho varias pruebas hacia los policías para demostrar que no estaba drogado, fumado, ni borracho. Pasé todas las pruebas, no con éxito, si no con suerte.
La suerte del señor que me había dado, para no tener más problemas con la justicia.
Poco a poco mi mente se iba aclarando, mi vista ya no era tan nublosa como antes. Podía distinguir tranquilamente todo, ya tenía los cinco sentidos trabajando para mí.
Y caí en cuenta sobre lo que había ocurrido anteriormente conmigo.
JO-DER ¡SOY UN BASTARDO! Repetía continuamente en mi mente, mientras golpeaba mi cabeza contra la fría y gris pared de la celda. Mi vista se nublaba a causa de mis lágrimas que amenazaban por salir como cascadas por mis ojos marrones. Me encontraba en un estado de vulnerabilidad extrema, estaba verdaderamente decepcionado de mí mismo.
Selena, las Beliebers ni mi familia me perdonaría esto. Por más que digan que soy un ser humano que cometo errores como cualquiera, nadie ni nada podrán cambiar lo que pienso sobre mí en este momento.
Cada vez eran menos las ganas con las que golpeaba mi cabeza contra la dura pared, y poco a poco fui cayendo hacia el sucio suelo, donde me senté con las piernas flexionadas, para poder abrazarme. Y así estuve hasta que llegó mi padre con todos mis guardias de seguridad para sacarme de este infierno.
Dios protégeme y haz que mis Beliebers no me dejen nunca. Deseé para mis adentros. Era lo único que iba a pedir en este momento.
Era un ser lleno de nervios, ansias y miedo por salir. No quería salir de este lugar, pero tampoco quedarme. Tenía miedo de enfrentar lo que me esperaba fuera.
Seguí a mi padre hasta la entrada de la central de policías para que me dieran mis pertenencias, me cambié y me coloqué mis lentes de sol negros, para luego estar listo y enfrentar a todo lo que me esperara. Siempre con la frente bien en alto.
Al salir pude escuchar a todas las Beliebers reunidas fuera de la central cantando, brindándome apoyo.
Ellas no me habían dejado. Fue lo primero que se me vino a la cabeza.
Subía a la camioneta y saqué la mitad de mi cuerpo por la ventanilla que tenía en el techo, para saludar a todas las chicas que habían esperado por mí. Sin olvidar de sonreír para demostrarles que nada me había afectado, mientras que por dentro estaba roto, pero no era su culpa. Toda la culpa era mía y lo iba a reparar con el paso del tiempo.
Definitivamente tenía las mejores fans del mundo, digo las mejores Beliebers. Me sentía la persona más afortunada del mundo.
Al llegar al hotel donde me estaba hospedando aquí, en Miami, lo primero que hice fue subir a mi habitación para armar las maletas e irme de este lugar, donde solo me traía malos recuerdos.
Íbamos a ir un tiempo a la casa de los Beadles en Atlanta, para encontrar a mi antiguo yo.
Hace un tiempo me había enterado que los padres de mis amigos habían decidido separarse y tomar rumbos diferentes. Era lo único que sabía, por lo que me había comentado Chris cuando había venido a mi mansión. O mejor dicho a mi ex mansión, puesto que, mi representante se había encargado de venderla para luego darme el dinero que me correspondiera y buscar nueva casa que tuviera buena vibra. Aunque ahora me encargaría en dedicarme tiempo para mí.
El viaje no había sido tan largo, ya que, me había dormido todo el viaje. Al bajar del avión nos subimos al auto y el chofer manejó hasta la nueva casa del padre de los Beadles.
Para mi sorpresa la madre de los chicos estaba allí, junto al padre y toda la familia. Me sentía tan bien.
Esto era lo que necesitaba desde hace mucho tiempo, un hogar de familia que estén uno para el otro.
Mi estadía aquí iba a ser de tan solo una semana, para relajarme y poder estar estable tanto emocionalmente como físicamente.
Estaba _________ por lo cual pude notar que la “tensión” que siempre hubo entre nosotras, ya no existía. Podía ver en sus ojos que ahora solo me miraba como si fuera su amigo, eso era bueno.
Me sentía tan mal por todo lo que le estaba ocurriendo a Justin, él claramente no se lo merecía.
Se iba a quedar un par de días en la casa de mi padre. Al enterarse de todo lo que había sucedido, mi madre, habló con Jeremy para que lo trajera a Atlanta y pasara tiempo con nosotros. Era todo lo que necesitaba, tiempo en familia, volver al pasado.
Tenía que olvidar todo lo que habíamos tenido. Actualmente no tenía nada con Cameron, pero como estaban funcionando las cosas, veo algo entre nosotros pronto.
Ojalá las cosas funcionen con él. Era un chico que valía oro. Me había sacado la lotería. Sonreí al pensar eso sobre él. Creo que me estoy enamorando de Cameron y es algo muy bueno para mí.
-¡Hey! ¿en quién piensas pequeña? – Preguntó curioso Justin con una mirada pícara. Sabía exactamente lo que pensaba.
-En nadie. ¿Por qué debería pensar en una persona?- Dije tratando de sonar tranquila, aunque mi tono demostró todo lo contrario.
-mmmm no sé, tal vez porque cuando alguien está enamorado y piensa en esa persona mágicamente aparece una sonrisa como la que tenías minutos anteriores. –Dijo sonriendo. Por más que no quisiera aceptarlo había dado al blanco.
-¿Enamorada yo? Pff pero por favor Bieber, tú sabes perfectamente que no caigo en el amor. –Traté de sonar indiferente.
-Eso mismo dijiste años atrás… dos semanas después nos encontrábamos tu y yo saliendo. –Exclamó para luego salir de la cocina y dejarme con las palabras en la boca.
¿Cómo se acordaba de todas esas cosas? ¿Se seguiré importando? ¡Por dios _________, pon punto final a esta historia y sigue con tu vida por una buena vez! Me reproche, para luego tomar una manzana verde y morderla con cierta dudes.
Cuando estaba aclarando todos mis sentimientos, siempre él viene y me enreda en su juego. No podré seguir con esto, tal vez ni siquiera salga viva en esta semana.
Señor escucha por una buena vez mis plegarias y has que Justin me haga ver las estrellas… Digo, has que Justin me ayude a conquistar a Cameron. Si, era eso.
Joder estaba loca de remate.