martes, 24 de junio de 2014

I´ll Never Let You Go [36]

Capítulo treinta y seis. 


-Beliebers.-


Los minutos pasaban como si fueran segundos, formando horas. Y todavía seguí el Shock.
Esto seguramente debe ser una maldita pesadilla. No podía estar ocurriendo todo esto a Justin.
Él es una muy buena persona, sin duda alguna. Aunque esto no justificaba sus malas actitudes que había tenido últimamente. Era como si estuviera perdido en medio de un pozo vacío oscuro sin fondo llamado “Fama”
Esto es el claro ejemplo que el dinero y la fama te pueden llegar a cambiar de un día para el otro, no solo eso, sino, también, la mala junta.
No tengo nada contra sus amigos niggas, pero desde que él se juntaba con ellos había cambiado.
Eran muy pocas las veces, escasas para decir verdad, que se juntaba con Ryan, a pesar que él concurría a la universidad.
Ni siquiera sabía si él estaba conforme con su “nueva vida”
Toda la culpa no la tienen sus amigos, por otro lado, él ha comenzado a tener estas actitudes desde su ruptura con su actual ex novia Selena. Ojo, no le estoy echando toda la culpa, ya que, Justin debe hacerse cargo de sus actitudes.
A pesar que ya tiene casi veinte años, él sigue comportándose como un niño entrando en la adolescencia, piensa que por tener todo el dinero del mundo y por ser exactamente “Justin Bieber el cantante reconocido mundialmente por su talento y por tener un montón de seguidoras” puede hacer lo que él quiera. Definitivamente está equivocado.
Negué con mi cabeza, en forma de reprobación por la reciente inmadurez de mi amigo. Él necesita ayuda. Pensé.

Dos horas faltaban para salir de prisión y ser libre, como un ave en pleno vuelo. Lo único que deseaba es que todo este calvario llegara a su fin. Estaba hastiado de tantos problemas, lo peor es que eran uno tras el otro. No tenía respiro, paz, nada.
Necesitaba salir de este abismo y alejarme de todo ser humano. Necesitaba tiempo a solas.
Necesitaba encontrarme a mí mismo, al chico que he perdido, por el dinero y por la fama.
Lamentablemente, solo no podía con esto.
Tenía que volver a mi antigua vida, recomenzar todo de nuevo. Volver al pasado para tratar de salvarme de esta mierda de vida que tenía.
Yo lo elegí, ahora tenía que afrontar las consecuencias del éxito, si es que se puede decir así.

Anteriormente había hecho varias pruebas hacia los policías para demostrar que no estaba drogado, fumado, ni borracho. Pasé todas las pruebas, no con éxito, si no con suerte.
La suerte del señor que me había dado, para no tener más problemas con la justicia.
Poco a poco mi mente se iba aclarando, mi vista ya no era tan nublosa como antes. Podía distinguir tranquilamente todo, ya tenía los cinco sentidos trabajando para mí.
Y caí en cuenta sobre lo que había ocurrido anteriormente conmigo.
JO-DER ¡SOY UN BASTARDO! Repetía continuamente en mi mente, mientras golpeaba mi cabeza contra la fría y gris pared de la celda. Mi vista se nublaba a causa de mis lágrimas que amenazaban por salir como cascadas por mis ojos marrones. Me encontraba en un estado de vulnerabilidad extrema, estaba verdaderamente decepcionado de mí mismo.
Selena, las Beliebers ni mi familia me perdonaría esto. Por más que digan que soy un ser humano que cometo errores como cualquiera, nadie ni nada podrán cambiar lo que pienso sobre mí en este momento.

Cada vez eran menos las ganas con las que golpeaba mi cabeza contra la dura pared, y poco a poco fui cayendo hacia el sucio suelo, donde me senté con las piernas flexionadas, para poder abrazarme. Y así estuve hasta que llegó mi padre con todos mis guardias de seguridad para sacarme de este infierno.
Dios protégeme y haz que mis Beliebers no me dejen nunca. Deseé para mis adentros. Era lo único que iba a pedir en este momento.
Era un ser lleno de nervios, ansias y miedo por salir. No quería salir de este lugar, pero tampoco quedarme. Tenía miedo de enfrentar lo que me esperaba fuera.
Seguí a mi padre hasta la entrada de la central de policías para que me dieran mis pertenencias, me cambié y me coloqué mis lentes de sol negros, para luego estar listo y enfrentar a todo lo que me esperara. Siempre con la frente bien en alto.
Al salir pude escuchar a todas las Beliebers reunidas fuera de la central cantando, brindándome apoyo.
Ellas no me habían dejado. Fue lo primero que se me vino a la cabeza.
Subía a la camioneta y saqué la mitad de mi cuerpo por la ventanilla que tenía en el techo, para saludar a todas las chicas que habían esperado por mí. Sin olvidar de sonreír para demostrarles que nada me había afectado, mientras que por dentro estaba roto, pero no era su culpa. Toda la culpa era mía y lo iba a reparar con el paso del tiempo.
Definitivamente tenía las mejores fans del mundo, digo las mejores Beliebers. Me sentía la persona más afortunada del mundo.

Al llegar al hotel donde me estaba hospedando aquí, en Miami, lo primero que hice fue subir a mi habitación para armar las maletas e irme de este lugar, donde solo me traía malos recuerdos.
Íbamos a ir un tiempo a la casa de los Beadles en Atlanta, para encontrar a mi antiguo yo.
Hace un tiempo me había enterado que los padres de mis amigos habían decidido separarse y tomar rumbos diferentes. Era lo único que sabía, por lo que me había comentado Chris cuando había venido a mi mansión. O mejor dicho a mi ex mansión, puesto que, mi representante se había encargado de venderla para luego darme el dinero que me correspondiera y buscar nueva casa que tuviera buena vibra. Aunque ahora me encargaría en dedicarme tiempo para mí.
El viaje no había sido tan largo, ya que, me había dormido todo el viaje. Al bajar del avión nos subimos al auto y el chofer manejó hasta la nueva casa del padre de los Beadles.
Para mi sorpresa la madre de los chicos estaba allí, junto al padre y toda la familia. Me sentía tan bien.
Esto era lo que necesitaba desde hace mucho tiempo, un hogar de familia que estén uno para el otro.
Mi estadía aquí iba a ser de tan solo una semana, para relajarme y poder estar estable tanto emocionalmente como físicamente.
Estaba _________ por lo cual pude notar que la “tensión” que siempre hubo entre nosotras, ya no existía. Podía ver en sus ojos que ahora solo me miraba como si fuera su amigo, eso era bueno.

Me sentía tan mal por todo lo que le estaba ocurriendo a Justin, él claramente no se lo merecía.
Se iba a quedar un par de días en la casa de mi padre. Al enterarse de todo lo que había sucedido, mi madre, habló con Jeremy para que lo trajera a Atlanta y pasara tiempo con nosotros. Era todo lo que necesitaba, tiempo en familia, volver al pasado.
Tenía que olvidar todo lo que habíamos tenido. Actualmente no tenía nada con Cameron, pero como estaban funcionando las cosas, veo algo entre nosotros pronto.
Ojalá las cosas funcionen con él. Era un chico que valía oro. Me había sacado la lotería. Sonreí al pensar eso sobre él. Creo que me estoy enamorando de Cameron y es algo muy bueno para mí.
-¡Hey! ¿en quién piensas pequeña? – Preguntó curioso Justin con una mirada pícara. Sabía exactamente lo que pensaba.
-En nadie. ¿Por qué debería pensar en una persona?- Dije tratando de sonar tranquila, aunque mi tono demostró todo lo contrario.
-mmmm no sé, tal vez porque cuando alguien está enamorado y piensa en esa persona mágicamente aparece una sonrisa como la que tenías minutos anteriores. –Dijo sonriendo. Por más que no quisiera aceptarlo había dado al blanco.
-¿Enamorada yo? Pff pero por favor Bieber, tú sabes perfectamente que no caigo en el amor. –Traté de sonar indiferente.
-Eso mismo dijiste años atrás… dos semanas después nos encontrábamos tu y yo saliendo. –Exclamó para luego salir de la cocina y dejarme con las palabras en la boca.
¿Cómo se acordaba de todas esas cosas? ¿Se seguiré importando? ¡Por dios _________, pon punto final a esta historia y sigue con tu vida por una buena vez! Me reproche, para luego tomar una manzana verde y morderla con cierta dudes.
Cuando estaba aclarando todos mis sentimientos, siempre él viene y me enreda en su juego. No podré seguir con esto, tal vez ni siquiera salga viva en esta semana.
Señor escucha por una buena vez mis plegarias y has que Justin me haga ver las estrellas… Digo, has que Justin me ayude a conquistar a Cameron. Si, era eso.
Joder estaba loca de remate. 

I´ll Never Let You Go [35]

Capítulo treinta y cinco.


-Miami. Part 2- 


- ¡Bienvenidos mis pequeños! – Gritó mi padre con alegría. Se acercó hacia nosotros y nos rodeó con sus grandes brazos en un reconfortable y cálido abrazo. Se sentía bien.
Nos había venido a buscar al aeropuerto nuestro padre, para luego llevarnos hacia su casa, donde íbamos a vivir por esta semana. 
Una mezcla de sentimientos se apoderaba de mi cuerpo. No sabía si estaba feliz, triste, decepcionada o frustrada. Era un cambio nuevo para nosotros, o más bien para mí. Traté de aislar mis pensamientos sobre ese tema, para disfrutar el poco tiempo que me quede aquí.
¿Qué me pasó? ¿Cómo pude caer tan bajo? ¿Qué pensarán mis fans de mí en este momento?
Su ídolo estaba encerrado entre cuatro paredes, por lo cual una de ellas eran solo rejas. Estaba en la cárcel.
Me arrepiento tanto en este mismo momento, debía haberle hecho caso a mi madre, a Selena, a mi manager… a todo el mundo. No debía haber tenido amigos de mala junta. Soy un desastre.
Estaba más que claro que este iba a ser el fin de mi carrera. Estaba perdido. Aunque no me importe tanto eso en este mismo instante. ¿Que pensaran de mí, mis Beliebers? Joder había metido la pata, pero bien profundo, la había cagado.
Me senté en el banquillo del rincón, apoyando mis codos en mis rodillas mientras tiraba fuertemente mi cabello. Quisiera despertarme y pensar que solo fue una horrible pesadilla.
Soy el peor ídolo del mundo.
Ni siquiera sé si sigo siendo el ídolo de mis chicas. Seguramente deben estar decepcionadas de mí.
No las merezco.
Pude reconocer a lo lejos la voz de mi padre. Había venido por mí. Ojalá nadie supiera que estaba en la cárcel. Ojalá esos malditos paparazzi no me hayan visto. Era lo único que pedía, aparte de que mis Beliebers siguieran existiendo.
Escuché pasos acercándose hasta mi celda donde me encontraba. Levanté la vista y lo vi allí parado con sus típicos pantalones de algodón y su musculosa que le hacía resaltar sus formidos brazos. Estaba mirándome con una cara de desaprobación, una cara de decepción.
Tranquilo padre, yo también estoy decepcionado de mí mismo. Pensé.
Caminé hacía las rejas, para ver si me sacaban de esa pocilga.
- ¿Me van a sacar de aquí? – Pregunté preocupado. Fue inevitable ver cómo me miraba, sus ojos se encontraban opacos, ya no existía ese brillo que tenía al mirarme.
-No. Pagué tu fianza, pero dicen que te dejaran unas ocho horas más para que recapacites y aprendas lo mal que hiciste en hacer esa carrera. ¿No ves que pudiste a ver matado una persona? ¿No pensaste que pusiste tu vida en riego? ¿Eres estúpido o qué? – Expulsó mi padre con cierta angustia.
La verdad es que no me había puesto a pensar sobre eso. Tal vez si no me arrestaran en este momento yo estaría metido dentro de una bolsa negra sin vida.
A lo mejor fue lo mejor que me hayan metido preso. ¡Auch! sonaba tan mal decir esa palabra.
-Bueno, muchas gracias. –Fue lo único que logré articular. No iba a responder sus preguntas. Di media vuelta resignado y me senté donde minutos anteriores me encontraba.
Ojalá todo esto hubiera sido una broma pesada… Lamentablemente no lo era.
-¿¡cómo que está en la cárcel!? – Grité exaltad. Esto no podría estar pasando. Todo debía ser una noticia falsa para dejarlo mal parado como otra veces. Me dije a mí misma.
No lo podía creer. Busqué mi laptop y la prendí. La porquería esta tardaba demasiado. Busqué mi teléfono desesperada, hasta que lo encontré debajo de la cama (no pregunten como llegó hasta ahí) entré a google y tecleé a la velocidad de un rayo “Justin Bieber” en segundos me iban aparecer sus últimas noticias.
Lamentablemente era cierto.
“Justin Bieber fue arrestado por conducir bajo efectos de sustancias”
El cantante canadiense de tan solo 19 años se encontraba en esta madrugada manejando su coche lujoso a toda velocidad. Al parecer se dice que estaba drogado y borracho, pero nada está confirmado por el momento.
Que decepcionadas deberán estas sus Beliebers.
¿Tomará serias medidas sobre el caso?
Apenas terminé de leer la noticia quedé inmóvil frente mi celular. Joder esto no puede estar pasando.
Cuanto te dan una mala noticia lo primero que hace el cuerpo humano es negarlo.
No lo podría creer, mi ex novio estaba metido en la cárcel. 

I´ll Never Let You Go [34]

Capítulo treinta y cuatro. 


-Miami.- 


- ¿Ya estás? - Preguntó mi hermano desde el otro lado de la puerta.
- ¡Ya Voy! - Exclamé frustrada. Ahora no podía cambiarme en paz. Terminé de colocarme mi gorrito de lana y ya estaba lista. 
Me había puesto un jean azul, unas botas negras con muy poco taco, una remera mangas largas lisa y un tapado blanco, para cubrirme y protegerme del frío. Terminé de ponerme un par de guantes y tomé mi valija, para luego salir de mi habitación e ir directo hacia el aeropuerto con Chris.
- ¿Llevan todo lo necesario? - Preguntó mi madre por décima vez. Me daba pena dejarla, pero necesitaba descansar y conocer lugares nuevos. De todas formas no se iba a quedar sola, tiene su novio que la va acompañar en todo.
-Si mamá, tenemos todo. Ahora si nos permites debemos irnos, ya llamaron a nuestro vuelo. - Dije, para luego depositarle un gran beso en su mejilla derecha y un gran abrazo, para luego poder seguir con nuestro camino.
- Vamos toma solo una copa más. - Exclamó Lil sosteniendo dos vasos de Vodka. Si más bien lo recuerdo, había tomado como si fuera agua.
Todo me daba vueltas, no podía reconocer en donde estaba, pero eso no me impedía que tomara u
Vaso más de la bebida. La tomé entre mi mano izquierda e hice fondo blanco.
Vi como dos muchachas venían aproximándose hacia la mesa donde nosotros estábamos. No eran hermosas, pero tenían un cuerpo que cualquier hombre caía embobado a sus pies. Y yo no era la excepción.
-Hola lindura. - Dijo la chica más baja de estatura, igual era más alta que yo.
-Ho…ola. - Dije. Traté de articular, pero no podía, ya que, la bebida estaba haciendo efecto en mí.
No se cómo pasó, pero de un momento a otro pero la joven se encontraba manejando mi auto. Joder sí que estaba perdido. Me dolía la cabeza como nunca, ya no veía doble gracias a dios, pero no me encontraba en mis cinco sentidos.
-Vamos bebé aceptemos la propuesta - Exclamó la rubia. No era rubia natural, pero era una rubia teñida o castaña. No logré distinguir por la escasa luz de las calles de Miami, de todas formas no me importaba.
-Bueno. - Dije no muy convencido. Correr una picada en medio de las abandonadas calles de Miami, no me gusta mucho la idea, pero si no me queda otra alternativa.
No es por miedo que me agarre la policía, si no que tengo miedo de atropellar alguna persona indefensa que se le ocurra cruzar la calle.
¿Qué más da?
Subí a mi auto en la parte del conductor y lo encendí, haciendo que el motor rugiera lo más fuerte posible, para demostrar que Bieber siempre gana. Tres personas más ubicaron sus coches al lado del mío e hicieron lo mismo que yo.
Ya estaba todo listo. Iba a competir en una picada absurda. No había vuelta atrás. 

I´ll Never Let You Go [33]

Capítulo treinta y tres. 


-Cameron.-


Apenas salí de la ducha, comencé a vestirme con mi pijama. Iba a esperar a mi amiga para comenzar a cambiarme, necesitaba de su opinión. 
Pasaron aproximadamente quince minutos y la rubia ya se encontraba en mi habitación. Había traído todo lo que le había pedido, o mejor dicho, lo que íbamos a usar. 
Mientras Payton se daba una ducha en mi baño, yo aprovechaba para secar y alisar mi cabello, para que mis ondas naturales desaparecieran sin dejar rastro alguno.
Mi amiga me maquilló y me peinó. Nada de otro mundo. Mi rostro permanecía natural, solo un poco de base, rimel, delineador y lápiz labial rojo, para resaltarlos y darle un poco de vida.
Mi cabello estaba completamente lacio, ya que, no quería llamar mucho la atención.
Por el otro lado Pay había decidido optar por algo más extravagante. Se había hecho una trenza cascada. Su maquillaje era hermoso, se había pintado los ojos con sombra y delineador negro, haciendo resaltar sus hermosos ojos celeste cielo, también resaltaban sus enorme pestañas rubias. Era toda una muñeca.
La verdad no podía explicar ni describir lo hermosa que se veía. Pero todavía faltaba el vestuario.
Estábamos en invierno, pero el ambiente de cualquier club nocturno era cálido. Así que tendríamos que vestir con un conjunto no tan abrigado.
Como yo no era de salir a fiestas, solo salía a las del colegio. Suena patético, pero era la verdad. Había decidido que mi compañera eligiera mi atuendo para esta noche.
Me sentía un poco nerviosa, no sabía que iba a pasar esta noche y eso me desesperaba demasiado. Solo rezaba a Dios en mi interior que Pay no me eligiera algo tan demostrativo o escotado.
Mientras la muchacha rubia lanzaba de un lado a otro ropa, ________ permanecía sentada en una esquina de su gran cama mordiéndose su labio inferior. La pobre estaba aterrada.
Luego de cinco minutos Payton, había encontrado el conjunto perfecto. Era sencillo, pero sexy a la vez. Consistía en un jean negro ajustado adornando los bolsillos delanteros por tachas y un crop top rojo. Mi vestuario era perfecto. El top debaja ver gran parte de mi vientre plano. Era demasiado corto, ya que, llegaba tres dedos bajo mis pechos.
Sin duda era hermoso. Mi madre me lo había regalado, pero nunca lo había usado. Ahora entiendo el porque.
Sin protestar me coloqué las prendas para luego ponerme los zapatos taco alto, pero de color negro. Eran como botas pero solo llegaban hasta el tobillo. Tenía unas tachas que lo adornaban igual que el pantalon.
Estaba casi listo, solo me faltaba colocarme mi chaqueta negra de cuero y mi celular.
Pay se había colocado un top azul eléctrico con una pollera al cuerpo. Sus zapatos eran taco alto. Similares a los míos. Ella decidió no llevar abrigo, a lo que a mi me llamó un poco la atención. Estaba nevando en toda la ciudad y ella decide ir con un top de verano y sin una campera. Sin que se diera cuenta tomé un buzo mío y lo llevé conmigo. Lo iba a guardar en mi camioneta.
Sin más que hacer, salimos de la casa y nos subimos a mi auto. Inmediatamente el frío entraba por debajo de nuestras prendas. Estaba helando.
Encendí la camioneta junto con la radio y manejé hacia el club.
Todo el trayecto permaneció en completo silencio. Apenas llegamos al establecimiento, busqué con mi mirada algún lugar para estacionar. Divisé uno cerca de una Bugatti negra. Me dirigí hacia allí y lo estacioné. Apagué el motor de la camioneta y me quedé en el por un momento. Payton al ver que no bajaba del vehículo entró nuevamente.
- ¿Que pasa ______? - preguntó la rubia.
- Nada, solo me quedé pensando unas cosas. - Dije para luego salir del vehículo, no sin antes dejar mi abrigo en la parte trasera. Ni yo sabía lo que me pasaba. No era nada malo, si no, que me sentía rara viniendo a estos lugares. Ya me daba lo mismo, ya que, estaba aquí y tenía que disfrutar.
Me acomodé mi vestimenta y mi cabello para luego caminar hasta la entrada junto con Payton.
No era un boliche, pero tampoco era un Bar. Era una mezcla de los dos, pero grande. Apenas entramos lo único que me llamó la atención eran los muchachos. Las luces azules y la oscuridad no me dejaban ver con mucha claridad, pero lo poco que notaba era que todos estaban demasiado buenos. Aproximadamente tenían entre veinte años y veinticinco. Perfectos.
Después de babosearme un rato me dirigí con mi amiga hacia la barra de tragos. No iba a tomar demasiado, ya que, tenía que manejar de regreso. Por lo que tenía que moderarme.
—¿Que van a pedir bellas damas? — Preguntó el barman. Era apuesto. Joder todos los hombres aquí eran jodidamente caliente. ¡_______ contrólate mujer por una buena vez!
— Dos vasos de whisky. — Respondió Payton rápidamente, sin darle mucha importancia. Ella sabe perfectamente que el Whisky no me gusta. Lo hace a propósito. Esta mujer me quiere emborrachar y conseguirme un muchacho. Yo también quiero eso, pero estando en mis cinco sentido. Dios, al llegar la mataré.
El barman trajo nuestro pedido y los depositó en la mesa frente nuestra. Pay pagó por los tragos, pero no sin antes de coquetear con el muchacho. Frustrada, tomé el vaso en mi mano y lo llevé a mis labios para tomarlo en un solo trago. Una mueca de disgusto se asomó en mi rostro, dejando en evidencia que esta bebida no era una de mis favoritas.
— Nunca había visto a una chica tomar de esa forma. Tu rostro me dice que no te agrada. Prueba algo con menos alcohol. — Dijo un chico alto. Levanté mi mirada para mirarlo a los ojos. Pelo castaño, ojos verdes o azules, no lograba distinguirlos, pero era muy hermoso. Tenía el peinado como el de Justin, aunque no tan perfecto. Mierda. Ahí yo de nuevo comparando. ¡Idiota has algo!
El pobre chico estaba parado sonriendo como un tarado, wow que sonrisa tan perfecta. Era un dios griego.
— Debería. — Respondí con una sonrisa boba. Este debe tener a cualquier chica a sus pies. Que hermoso que es.
Afirmativo. Me estaba poniendo estúpida, por un chico que ni se su nombre ni edad hasta puede ser un ¡violador! Aunque pensándolo bien, por lo bueno que está no sería una violación.
— Me llamo Cameron y ¿tu hermosa? — Preguntó el castaño. ¡Hermosa! ¡Joder me llamó hermosa! Este chico era perfecto. Sonreí y le contesté.
— ________. — El muchacho me devolvió la sonrisa. Tomó una silla y se sentó al lado mío, ya que la barra no permitía que se sentara al frente mío.
— ¿Que hace una chica como tú tan sola en un lugar así? — Preguntó, mirándome hacia los ojos. No veía mi escote. Suma muchos puntos.
— En realidad no estoy sola, vine con una amiga. — Finalicé.
Y fue así como transcurrió toda la noche. No solo hablé con Cameron, si no que bailamos y nos pasamos nuestros números para mantener el contacto.
Era un chico dulce gracioso y muy caballero. Sumaba muchos puntos. Me hizo reír y sonrojar casi toda la noche. Valía la pena, definitivamente.
Ya era hora para que me marchara hacia mi casa. Volví sola, ya que, Payton se había encontrado con su ex novio y estaban muy cariñoso, demasiado, diría yo. Seguramente iba a ir a la casa del ex, discutir por que él la besó e iban a tener ese momento tan caliente. Como siempre. A lo que no me llamó mucho la atención.
Me faltaban varios kilómetros para llegar a mi destino. Tenía la vista media borrosa, pero aun así podía manejar.
Guardé el auto en el garaje y entré corriendo a mi casa. Hacía mucho frío. Me quité mis botas para no despertar a nadie y me dirigí hacia ni habitación.
Tenía mucho sueño, casi estaba por amanecer. Sin pensarlo me tiré en el medio de mi cama y mis ojos se fueron cerrando. Hasta que finalmente me dormí.
— ¡Despierta maldita perezosa!
Me levanté exaltada. No sabía que pasaba, pero unos gritos me despertaron. Era Chris.
— Que te pasa idiota, no ves que estaba durmiendo. — Grité enojada. El maldito solo sonreía con malicia. Estaba parado encima de mi cama con unos almohadones, que seguramente los utilizó para pegarme.
— No pasa nada, solo venía a decirte que mañana nos vamos Atlanta a lo de papá. Arma tus valijas nos vamos a quedar una semana. - Contestó con un tono de emoción en su voz.
¿¡Atlanta!? ¿¡Mañana!? Y no me avisaron.
— Está bien, ahora vete de mi cuarto. — Contesté molesta. Tenía la voz ronca, un poco más y parecía un camionero.
Tomé mi celular para comprobar que hora era. Tres de la tarde. Por lo menos había dormido. Lo dejé en la mesita de luz. Y me refregué la cara con cansancio. Aún tenía sueño.
Me iba a dar una ducha, eso me quitaría el sueño.

I´ll Never Let You Go [32]

Capítulo treinta y dos. 


-Busco novio-

Esperé por más de media hora y mi amiga aún no llegaba. Ni siquiera una llamada o mensaje explicando su demora, era como si la tierra se la hubiera tragado. Seguramente se le ha hecho tarde o tuvo algún inconveniente muy importante, para no explicar su gran demora.

Me sentía mal, pero no por algún problema si no por lo que los otros podrían llegar a pensar de mí. Una joven muchacha sentaba en una mesa para dos personas en una esquina aislada de cualquier persona. Sería raro.
No dude ni un segundo cuando me levanté de mi asiento y tomé mis cosas para ir por comida rápida. Tenía mucha hambre, por lo que mi estómago comenzaba a quejarse.
Subí a mi camioneta y manejé hasta el primer Automac para pedir mi orden y saciar mis necesidades.

La tarde transcurrió normal, como cualquier día. Había traído un poco de trabajo a mi casa, para no perder el tiempo.
Tenía que seleccionar algunas prendas para que combinaran. Hice mi trabajo lo mejor posible, ya que, el desfile iba a depender todo de mí. Me sentía orgullosa. Una vez que logré finalizar mi labor, guardé todos los diseños en la carpeta para luego ponerlo dentro de mi bolso.

Estaba parada en medio de mi habitación sin saber que hacer, estaba aburrida. Hasta que de repente se me vino a la cabeza una personita, Justin. Sin perder un segundo más fui a buscar mi computadora para navegar por Google. Allí me iba a decir todo lo que había echo en sus última veinticuatro horas. Con solo darle click a la primera noticia, ya sabía que él estaba en Miami.

Una sonrisa se adueñó de mi rostro. Lo veía tan feliz… Me hacía tan feliz. Aunque ya no tengamos contacto.
Todo por mi culpa, todo por mis malditos celos y mi orgullo. Él tenía derecho de ser feliz con la persona que él eligiera. Total de los errores iba aprender.

En este mismo instante me siento estúpida. Tendría que estar arreglándome para salir a bailar con mis amigas o ir algún bar. Pero no. Estoy sentada en mi escritorio buscando información sobre mi ex. Suena medio escalofriante, como si fuera una loca psicópata.

Cerré todas las pestañas y apagué mi laptop. Hoy iba a salir a divertirme.
Tomé mi móvil y marqué el número de Pay, recién al cuarto pitido ella contesta.

-Hola. – Dijo con una voz gruesa. Seguramente estaba durmiendo. Eso me pareció raro, ya que eran las 18:35 de la tarde.

-Hola Pay. – Dije. No esperé ni un segundo a que contestara para preguntarle sobre mi idea.

-Te quería preguntar si ¿Quieres que salgamos esta noche?- Le pregunté, a lo que mi amiga soltó un grito demasiado fuerte u chillón a través del móvil. Inmediatamente lo alejé de mi para que no me quedara sorda. Exagerada.

- ¿¡Enserio, no estarás haciéndome una broma de mal gusto!?- Preguntó Pay. ¿Tan raro era que yo quisiera salir? No creo.

-Te estoy hablando enserio, solo dime si quieres o no. Tan fácil como te lo dije lo puedo cancelar. – Finalicé. Soné muy grosera. Pero me molesta mucho que no me crean y me den una y más vueltas.

-Tranquila corazón, no este de mal humor que así no conseguirá ni un chico. – Exclamó con un tono bromista. Muy graciosa.

-Lo voy a dejar pasar solo por esta vez, por que tengo muchas ganas de salir. Trae ropa y accesorios que en menos de veinte minutos tienes que estar bañándote en mi casa. Un beso enorme ¡te espero! – Sin recibir un pero corté la llamada, para tomar una ducha rápida.

Estaba muy feliz. Iba a salir después de tanto tiempo. Necesito conocer a gente nueva, quiero tener un novio. Y eso es raro… muy raro.

Sin más, me despojé de cualquier prenda que cubriera mi cuerpo y entré a ducharme. 

I´ll Never Let You Go [31]

Capítulo treinta y uno. 

-Almuerzo.-

Todo lo que había pasado el día anterior me había dejado pensando. Traté de concentrarme en mi trabajo y dejar que todo pensamiento que tenga que ver con lo ocurrido anteriormente no me atormentara. Ni en el trabajo me podía despejar. Mi mente necesitaba un respiro de cualquier tipo de pensamiento. Definitivamente necesitaba unas vacaciones.
No quería irme lejos, ya que mi situación económica no estaba para tomarme varias vacaciones en un solo año. Así que decidí hablar con mi padre. A lo mejor me haría un lugar en su casa en Atlanta.
Necesitaba despejarme.
No soy el tipo de chicas que cuando tienen cualquier de problema, sea pequeño o grande, se toman vacaciones para tratar de esquivarlos.
Hoy apenas saliera del trabajo hablaría con mi padre.
Pasé toda la mañana concentrada en mi trabajo. La cantidad de papeleo que tenía en la oficina me había ayudado y mucho.
Solo me faltaba una hora para encontrarme con Pay en nuestro bar preferido. Íbamos almorzar juntas, para luego ir hacia mi casa y charlar toda la tarde sobre nuestras vidas aburridas.
Faltaban quince minutos para terminar mi horario laboral, pero estaba cansada, por lo que decidí salir un rato antes. No creo que mamá se enoje, igual no se va a enterar. Eso espero.
Tomé mi tapado junto con mi móvil y las llaves de mi camioneta, para salir y encontrarme con mi mejor amiga.

Al llegar al local traté de divisar a Pay, pero no la encontré. Entonces me di cuenta que había llegado un rato antes. Eso significa que yo elijo la mesa.
Tomé Asiento en una mesa para dos personas junto a la ventana, donde se podía ver todo el hermoso paisaje cubierto por una fina capa de nieve. Era tan bonito.
Apenas me senté la camarera se acercó hacia mi mesa para pedir la orden, pero le dije que estaba esperando a una amiga. Por lo que la muchacha se retiró inmediatamente, para volver más tarde.

I´ll Never Let You Go. [30]

Capítulo treinta.
-Para bien o para mal.-


Últimamente mis días eran los mismos de siempre. No se basaba en otra cosa que no sea de trabajo, aburrimiento y estar encerrada en casa, por culpa de las fuertes tormentas de nieve que había. Está era mi rutina, y ya me estaba cansando. Necesitaba un día de shopping o aun que sea juntarme con mis amigas.
Hoy era un lunes veinte de Enero. Estaba comenzando una semana nueva, pero igual a las anteriores, salvo por un pequeño detalle. Le había pedido a mi madre que me dejara este día libre para salir con mis amigas y ponernos al día, de lo cual ella no protesto y aceptó con una sonrisa.
Me encontraba en mi habitación decidiéndome que ponerme para salir. Después de una larga búsqueda encontré el atuendo perfecto. Un par de jean azul oscuro, un par de botas negras que llegaban una palma bajo mi rodilla, una remera color crema acompañada por un estampado de un perro francés y por último un tapado negro que llegaba un poco más debajo de mi cadera. Alisé mi cabello y ya estaba lista. Antes de salir de mi habitación me coloqué un par de gota de mi perfume y tomé mi bolso junto con mi móvil.
Bajé hacia la planta baja de la casa y busqué las llaves de mi nueva Range Rover blanca. Una vez con todo en mano decidí salir de mi casa para dirigirme hacia mi nueva camioneta. Apenas salí de mi casa pude notar como una fría oleada rodeaba mi cuerpo, dándome un leve escalofrío. El invierno de Canadá no era muy lindo que digamos. Era solo bueno para dormir y pasar los días metidos dentro de nuestra casa sentados frente la chimenea mientras calentaban nuestros cuerpos. Los viejos recuerdos comenzaron a invadir mi mente. Aquellas vacaciones de invierno que solíamos pasar en familia. Aquellas viejas charlas y sobre todo cuando en verdad éramos una verdadera familia unida. Tengo que admitir que nunca me hubiera imaginado lo que pasó con mi padre. Por más que me hubieran dicho, nunca les hubiera creído.
Traté de alejar aquellos recuerdos de mi mente. Me hacía mal pensar en esas cosas. No podía negar que extrañaba a mi padre. La separación no fue tan dura como pensamos, no nos afectó demasiado a nosotros. Pero a mi madre sí. Debo dar gracias a dios que aquella mujer encontró a una persona que podrá acompañarla, no digo por el resto de su vida, pero si por el momento. A lo mejor mi padre no era el amor de su vida.
Y fue ahí cuando me di cuenta que todo pasa por algo en la vida. Nada pasa porque sí. Poco a poco comenzó a caerme la ficha. A lo mejor lo que pasó con Justin fue para mi bien. El destino trata de decirme que él no es el indicado, que no es el amor de mi vida. Que solo es un amigo, que no servimos como una pareja.
Todo pasa por algo en la vida. Lo único que sé, es que el destino no nos quiere juntos. Verdaderamente debo superarlo.
A veces pienso que soy masoquista porque siempre trató de pensar mi futuro junto a él. Cuando a lo mejor mi futuro es con otra persona. Debo abrir mi corazón hacia otra persona y dejarte ir Biebss. Ya es hora de buscar mi rumbo.
Con solo pensar un futuro sin él mi corazón se rompía, pero por más que duela a lo mejor sea cierto. Tendré que olvidarte tarde o temprano. Aunque ya sea demasiado tarde, porque estas dentro de mi corazón desde hace aproximadamente cinco años. No será nada sencillo sacarte de ahí o al menos tratar de mirarte como simples amigos.
Mi vida es completamente un desastre.
De tanto pensar, no me había dado cuenta que ya estaba a tres cuadras del centro comercial, donde me iba a encontrar con mi mejor amiga. Trataría de contarle todo lo que pensé en este momento, ella me ayudaría un montón.
Debo admitir que Payton da muy buenos consejos, no solo eso, sino que sé que puedo confiar en ella.
Aparqué mi auto en el estacionamiento, apagué el motor y salí de él para poder entrar al establecimiento.
Apenas me bajé de mi camioneta, sentí como nuevamente el frío de Canadá me abrazaba haciéndome sentir como el viento fresco se mentía dentro de todo mi abrigo. Había parado de nevar, pero aún seguía helando. El día estaba oscuro a pesar que eran recién las dos de la tarde. Parecía como si estuviera por anochecer.
Al entrar lo primero que hice fue dirigirme hacía el patio de comidas traté de divisar a mi amiga sentada en una de las mesas cerca de Mc donald’s . Ya me estaba dando cuenta que allí íbamos almorzar.
-¿Ya has pedido por mí?- Pregunté haciendo que ella diera un pequeño grito de sorpresa. No tardó mucho en levantarse de su asiento para rodearme en uno de sus abrazos que tanto extrañaba. Una vez que me soltó de sus brazos tomé asiento frente de ella.
-Hola amiga desaparecida ¿no piensas saludar antes de preguntarme si ordené nuestra comida?- Dijo haciéndose la ofendida. Yo solo solté una leve carcajada. Tenía razón primero debía saludar antes de atacarla con mis preguntas.
-Disculpa Pay, pero es que tengo un hambre que sería capaz de comerme toda la comida del mundo. –Respondí. Dándole a entender que tenía un hambre enorme.
-No te hagas drama pedí nuestras órdenes. En un rato tengo que ir por ellas. Mientras tanto espérame que voy a ir por ellas. –Dijo para luego ir por nuestra comida.
Payton había traído nuestra comida. Comimos mientras yo le contaba como la había pasado en mis pequeñas vacaciones en Los Angeles. No dudé en contarle sobre lo sucedido en la noche de Halloween y sobre lo que había pensado en la camioneta minutos atrás.
Sus concejos no fueron malos. Fue realista por lo cual me hizo sentir un poco mal, porque tenía toda la razón del mundo. Como ella lo había dicho, tenía que olvidarlo. Tenía que ponerle un punto final a mi pasado y comenzar a escribir mi presente para tener un buen futuro.
Después de nuestra charla, dimos vueltas por todo el centro comercial para comprar ropa nueva y quitar toda nuestra angustia. No solo yo tenía mal de amores, si no que a ella le pasaba algo similar.
Nuestros pies ya no daban más por el cansancio. Por lo cual, decidimos irnos cada una a nuestras respectivas casas. Habíamos quedado que nos íbamos a juntar el viernes para hacer nuestra noche de chicas. Por más que estuviéramos “grandes” para hacer esas cosas, nunca nos íbamos a cansar. Era como un ritual para nosotras.
Al salir del lugar me di cuenta que había oscurecido peor que antes. El frío era más potente que antes y una capa blanca adornaba toda la calle. Traté de caminar hacia mi camioneta con tantas bolsas que tenía colgando en mis brazos. Abrí la puerta de la parte trasera y guardé todas mis pertenencias, para luego manejar hacia casa.
Bajé todo del auto y lo trasladé a mi cuarto para luego colocarlo en mi armario.
Hoy había sido un día muy agotador, pero muy bueno. Había revivido viejos tiempos. No solo eso, sino que abrí mi mente y me di cuenta de lo que me estaba sucediendo.
Por una vez en la vida pensé sobre mi pasado, mi presente y mi futuro. Nunca iba a poder mirar hacia adelante si seguía viviendo mi pasado.
Por lo tanto debo decir que después de muchos años me di cuenta de lo que me estaba pasando. Estaba viviendo en el pasado en vez de vivir mi presente.
Era hora de terminar mi pasado y comenzar con mi presente. Pero lo que no sabía es que en días todo iba a cambiar. Para bien o para mal. 

I´ll Never Let You Go [29]

Capítulo veintinueve. 


-Nuevo Año-

El día había pasado muy lento. Me había pasado toda la tarde viendo películas de amor. En total había visto siete. 
La casa se había mantenido vacía hasta la hora de la cena, que fue cuando llegó mi madre con mi hermano. Habían traído comida china para cenar. Cenamos como una familia normal. 

El sueño se iba apoderando de mí. Me di una ducha y me acosté a dormir. Seguramente tendría algo más divertido que hacer.
Los días iban pasando muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos comenzando el mes de Enero. Ojalá este sea mi año.
El frío se hacía sentir cada vez más fuerte en Canadá. Ya ni salía de mi casa, por las tormentas de nieve. No se podía circular por las calles, ya que estas se encontraban congeladas.
Christian ya había comenzado su último año de preparatoria. Pronto iba a terminar con sus estudios. Mientras que yo, no sabía que iba a estudiar. Por ahora solo iba ayudar a mi madre con la empresa.
El despertador sonó haciéndome saber que tenía que levantarme para ir a trabajar. Me levanté de mi cama y fui directo hacia el baño, para darme una liguera ducha.

-Entonces lleva estas carpetas al segundo piso y dásela a Caroline la secretaria del piso. – Dijo mi madre, para luego entregarme varias carpetas negras. Tenía que llevarlas hacia el otro piso. Las tomé con mucho cuidado, sin que nada se callera al piso, y me fui a tomar el ascensor.
La mañana se me pasó volando. La verdad es que siempre digo que las mañanas no duran mucho tiempo.
A la hora del almuerzo decidí ir por comida rápida, para luego emprender viaje hacia mi casa. Comí en el living de la casa mientras miraba televisión.

Había pasado mucho tiempo desde que no hablaba con Justin. No es porque no me llamaba si no porque yo no contestaba sus llamados. No me arrepiento de nada.
Yo le aconsejé sobre Selena y le dije que se alejara de ella, no porque no quería que volviera con Justin, si no que ella lo manejaba como un muñeco de trapo.
Pobre él no se da cuenta que la muchacha lo gobierna. Justin te tienen de la correa.

Y la misma historia se repite. Justin parece que ha vuelto con Selena. La verdad ni que lo que son, con tantas idas y vueltas prefiero enfocarme en mis problemas. Ahora en mi trabajo, es temporal, ya que, quiero diseñar ropa. Mi madre me prometió que me iba ayudar en todo lo que ella pudiera, por lo cual lo tomo como un acto sumamente agradable y tierno. Aunque es su deber maternal, ayudar a sus hijos.
Luego de haber acabado mi almuerzo tiré los restos a la basura y me dirigí hacia mi cuarto, para colocarme ropa cómoda.

Decidí ponerme mi pijama blanco con corazones rojos y mis pantuflas rojas que hacían juego. Tomé mi Laptop y navegué por la web toda la tarde. 

I´ll Never Let You Go [28]

Capítulo Veintiocho. 


-Navidad.- 


Hoy era navidad. Toda la familia se iba a reunir en nuestra casa. Íbamos a comer la famosa cena y disfrutar un rato en familia, como en los viejos tiempos. 
Había venido mi hermano mayor desde Atlanta “su nuevos hogar” desde que vivía con papá no manteníamos mucho el contacto. 
Según mi madre hoy iba asistir a nuestra cena su nuevo novio Adam, tenía nombre de un chico joven. Ojalá no sea un muchacho que tenga menos de treinta años, si no sería horrible. Eso no quiere decir que mamá sea grande, pero no era adecuado para una mujer que soprepasaba los treinta y pico andar con un chico que podría ser mi hermano. Además de espantoso sería raro, demasiado. 
Mierda estabamos a horas de la gran cena y no tenía que ponerme. Me va agarrar una crisis nerviosa en cualquier momento. Busqué en mi guardarropa si había alguna prenda elegante, sexi, pero fina al mismo tiempo y obviamente que no haya estrenado. Después de un largo rato de estar tirando todo encontré un vestido negro al cuerpo con un escote corazón, me llegaba por encima de la rodilla, una palma más arriba. Busqué unos zapatos que combinaran con estos. Había encontrado unos zapatos rojos casi tirando a bordo, eran hermosos, tenian plataforma en la parte delantera con un taco aguja que te morias de lo hermoso que eran. A veces me preguntaba en donde compraba esta ropa, no la había visto nunca. 
Una vez con mi atuendo listo lo coloqué en los pies de mi cama, para luego dirigirme hacia el baño y darme una ducha rápida. 
Al salir sequé todo mi cuerpo con mi toallon verde manzana y me pasé crema por mis piernas, para hidratarlas. Tomé un short de tela color rosa con una remera de tirantes del mismo color, pero con un estampado de letras blancas que decía “PINK”. Era de Victoria Secret's. Sequé mi cabello y lo alisé con la planchita, haciendo que todas mis ondas naturales desaparecieran por completo. Luego decidí hacerme una trenza que naciera desde la raíz de mi flequillo y cayera hacia un costado. Para mi suerte me había salido el peinado, eso que era mi primera vez que lo hacía. En este mismo momento agradezco a la chica del video tutorial que me enseño. Maquillé mi rostro, muy poco, ya que me gustaba estar siempre sencilla. Apliqué base para ocultar las imperfecciones, rimel para arquear mis pestañas y para finalizar un labial rosa pastel para darle color a mi rostro. Una vez ya maquillada me pellizque mis dos mejillas para darle un rubor natural. Lista caminé hacia mi cama y tomé el vestido para colocarmelo y por ultimo mis zapatos. Estaba perfecta. 
Di una última mirada al espejo para verme el cuepo completo. Estaba delgada y media pálida, tenía el rostro perfecto y el cuerpo, bueno es mi cuerpo. No entiendo como no le gusto a Justin, seguro deben ser mis cachetes, o este rollito que estuvo toda mi vida, tal vez sean mis piernas de flamenco, o es por que sea yo. Ya esta _______ él te superó ahora es tu turno de hacerlo. 

Rocié mi cuello con mi perfume, para luego bajar hacia la planta baja en donde se encontraban mis dos hermanos viendo televisión. A mamá no la he visto. 
- Christian donde está mamá? - Pregunté parandome frente al plasma, tratando de obstruirles la vista de lo que sea que estaban mirando. Él solo frunció en seño. Mocoso. Pensé. - Esta en la cocina arreglando la cena para cuando viniera nuestro nuevo padre. - Dijo en un tono burlón. Yo solo me limité a darle una mirada asesina por lo cual el solo respondió dandome una sonrisa de tonto. Pero que se piensa al decir que ese hombre iba a ser nuestro padre, no no no no. Christian estaba loco, seguramente lo hacía para molestarme. Di media vuelta y me dirigí hacia donde mi madre supuestamente estaría. Y si, allí estaba. Ya estaba vestida, muy elegante, pero bonita con su cabello rubio ceniza recojito por un peinado que solo ella sabía hacer. Estaba verdaderamente hermosa. Una sonrisa se adueño en mi rostro al verla tan arreglada y feliz. Esa mujer se lo merecía, demasiado. 
Ayudé a mi madre a poner la mesa, ya que las chicas que se ocupaban de todo estaban seguramente por cenar con sus familias. Media hora más tarde el portero sonó haciendonos saber que el guardia que cuidaba nuestra casa había hecho pasar al novio de mi madre. Muy entusiasmada ella fue abrir la puerta. Nos puso al lado del sillón todos mis hermanos parados como soldados de menor a mayor. Yo estaba en el medio. 
Escuchamos como mi madre se iba acercando y mi nervios invadieron mi estómago. ¿Como sería en novio de mi madre? 
Un hombre de pelo castaño claro medio robusto gracias a sus musculos que se ocultaban bajo ese traje elegante azul. Era hermoso, su mirada tan penetrante que te miraba con esos ojos azules acusadores. Era un dios griego. ¡Carajo! Que buen gusto tenía mi madre. 

Luego de presentarnos fuimos hacia en comedor y comenzamos a cenar. No faltaron las preguntas. Según el nos había comentado tenía treinta y seis años, era dueño de una cadena de hoteles. Era divorciado y tenía una hija de ocho años llamada Anabella. 
Me caía bien el hombre. Con tal de que no lastimara a mi madre todo estaría bien. 

La noche pasó en un abrir y cerrar de ojos. Yo ya me encontraba acostada en mi cama tratando de dormir, pero no podía. Di varias vueltas en mi gran colchón hasta que pude conciliar el sueño. 
Un ruido espantoso entraba por mis oídos haciendo que mi cabeza doliera. Era mi celular. Busqué con mi mano mi móvil y atendí la llamada sin verificar quien era. 
- Hola. - Dije con una voz ronca y adormilada. - Hola pequeña. - Dijo un chico al otro lado de la linea. Seguramente debe estar con su maldita sonrisa de chico perfecto. - Feliz navidad bella durmiente, aunque ya es medio tarde para dormir. - Dijo el rubio. Y tenía razón aunque no sabía que hora era. - ¿Qué hora es? - pregunté bobamente. No se pero cada vez que hablaba con él parecía un Bambi, me ponía tonta. - Son las tres de la tarde.- Dijo. -Wow, ya debo levantarme. – Exclamé con un tono burlon. Mierda me había dormido. Escuché una risa del otro lado,pero no era de Justin. Era de otra persona. - ¿con quien estas bieber? - Pregunté tratando de sonar normal, pero un poco de rabia se había notado en mi voz. - Tranquila solo estoy con Selena. Solo llamaba para saludarte y decirte feliz navidad que todos tus sueños de hagan realidad.- Dijo con una sonrisa en su rostro. No lo veía, pero lo presentía. Sin más corté la llamada. No podía soportar que él estuviera con su ex y me lo dijera como si nada. Seguramente tuvieron sexo, ellos dos se acostaron. Mi celular volvió a sonar, o lo quería escuchar entonce apague el aparato y me decidí por ir a buscar helado mientras veía una película depresiva. Tomé el pote de vainilla y el otro de chocolate. Los llevé a la sala puse play a la película y estaba lista para tener una tarde de pura tristeza y males de amores. Creo que mi destino es estar soltera. Ya odio la soledad.

I´ll Never Let You Go [27]

Capítulo Veintisiete. 


-Amor no correspondido-


Han pasado dos semanas desde que volví de viaje. Desde el primer día en que me fui de la mansión de Justin hemos mantenido el contacto a través de mensajes de texto tanto como llamadas. 

Me he dado cuenta que él ha estado subiendo fotos nuestras que nos tomamos mientras estuve en su casa, todas fueron directo hacia Instagram de lo cual ha estado o mejor dicho a tratado de darle celos a Selena. Y me di cuenta sola. No soy estúpida y menos que menos tonta. Pero ella se lo ha tomado con calma, bastante bien para decirlo. Parece como si ya lo hubiera superado, hace como un año que su relación no dio para más, pero Justin no se da cuenta.

El pobre sigue enamorado de ella como si fuera la primera vez.
A veces pienso que es masoquista por que le gusta sufrir por una persona, por algo qu ya fue historia, definitivamente no la superó aún. 

Si me pongo a pensar yo estoy igual que él nada más que yo ya he dejado de tratar de conquistarlo, por más que me duela tengo que hacerme entender que lo nuestro es pasado, que él está interesado en esa muchacha o mejor dicho enamorado. Yo pienso que no es amor lo que él siente si no obsesión. Es raro. 

Esta bien lo admito tengo celos y mucha envidia de Selena, no por su cuerpo ni por su personalidad si no que ella tiene a sus pies al amor de mi vida, al mundo de cincuenta y tres millones de chicas incluyendome. Celos y más celos era lo que sentía. La odio. 

En este momento quería tenerla al frente mío y darle cachetada para que reaccionara, para que viera al chico que esta enamorado de ella. Le pegaría solo para que se diera cuenta al gran muchacho que tiene frente a sus ojos, ella tiene que tomar conciencia a la gran oportunidad que tiene. Tiene al mejor chico enamorado y ella hace como si no sucediera nada. Me enfurecia que no se diera cuenta a la gran persona que tiene y no lo valora.

No tengo nada contra ella solo me da rabia que no tomará el amor que Justin está ofreciéndole. Selena date cuenta al hombre que tienes a enamorado. 

Era raro que pensara en eso, pero esa muchacha tendría que retomar la relación con Justin , él la ama y juntos estarían felices. Por más que duela Justin ya me superó y él solo quiere tener una vida junto a la perfecta de Selena. Él quería formar una familia y casarse con ella. Y no miento él me lo había dicho la otra noche por teléfono. Aún recuerdo sus palabras, se reproducen constantemente en mi cabeza, seguramente el destino quiere que sufra o me quede soltera con treinta gatos. 
«Yo quiero formar una familia con ella, quiero casarme y hacerla feliz. Quiero tener una vida junto a la mujer que amo. Pero ella no me quiere. A veces es tan cruel y doloroso el amor _______, tú no lo entiendes. » 

Cuando me había dicho eso sentí que ya no me quedaba ningún pedazo de corazón para quebrarse. Ya no tenía un corazón. Lo que él me había dicho quedaba más que claro que no me quería en su futuro. Èl ya no me ama. Solo soy una simple amiga o tal vez una conocida más, ni se como él me ve o me considera. Y por supuesto que te entiendo Justin, si a mi me pasa lo mismo, pero contigo. Lastimosamente tú no te das cuenta. 

No soy nadie. Nadie me quiere, estoy sola en esta vida. Maldito amor. Odio el amor. 
Lo que me estaba sucediendo tenía nombre. Amor no correspondido

I´ll Never Let You Go [26]

Capítulo Veintiséis. 


-Maldita distancia.-


El momento había llegado. Estabábamos llegando al aeropuerto donde abordariamos nuestro avión e iríamos regreso a casa. 
Odiaba las despedidas,estos momentos eran los mas tristes. «Mi vida era triste» no iba a ver a Justin todos los días, ni a sus hermanitos. 
Las despedidas no eran lo mio,ya que todas terminaban mal. Odiaba extrañar a una persona,odiaba no poder abrasarla,ni tocarlos ... Odiaba la maldita distancia. No tenía que existir.
La vida sería mucho mas fácil si cada persona podría estar con la persona que ama.Pero que mierda dices ______, vos ni amas a Justin solo lo quieres como un amigo. Cierto,mi conciencia tenia razon «mentirosa,lo amas todavia.»
Dios mío me iba a volver loca.
Estaba confundida y no podía negarlo. Me sigue gustando Justin,pero tengo miedo de ser rechazada. Yo no quiero sufrir como antes, no quiero tener una relación a distancia. Es de lo peor. Lo iba a extrañar con todo mi ser.
Algo me hizo salir de mis pensamientos. Era Chris mi hermano y me estaba hablando.
- Entendido? - Preguntó mi hermano mirandome fijamente hacia mis ojos. Ni enterada de lo que estaba hablando.
- Si. Si en...tendido - tartamudee, porque no sabía nada. Dios me iba a matar.
-Bueno entonces mueve tu lindo trasero del auto querida hermana y saca tu equipaje del baúl, porque si no el avión se ira sin nosotros. «Que se vaya. No me interesa»
Sali del coche y me dirigí hacia la parte trasera donde se encontraba todas nuestras pertenencias. Tome mi valija rosa junto con mi bolso de mano, del mismo color y corrí para llegar al lado de los muchachos. Al entrar fuimos hacia las cabinas para preguntar si ya debíamos abordar el avión, pero para nuestra suerte todavía nos quedaban media hora. De la cual la ocuparíamos para hacer todo el papeleo.
Me encontraba sentada junto a los dos pequeños adorables niños cuidandolos por un rato, hasta que vinieran todos. Eran un amor conmigo.
- Cuando vas a volver - Pregunto Jazzy levantando la vista para mirar mi rostro. Mientras que yo miraba como la gente se despedia, miraba las lágrimas que cada persona soltaba. Lágrimas de tristeza, lágrimas saladas que expresaban a gritos que no se fueran. Lágrimas de tristeza como de orgullo. ¿Cuántos corazones rotos habrá en este espacio? Rotos gracias a la distancia. «Distancia» que fea palabra, con solo escucharla ya me dan náuseas. Mi rostro era nulo, no había señas de ningun tipo de sentimiento. Largué un suspiro y respondí la pregunta de Jazzy. - No lo se,pero espero que sea pronto. - Dije formando una media sonrisa en mi rostro, pero sin mostrar mi dentadura. «Ojala sea pronto»
Tenia la mirada fija en el piso. Dos supra me sacaron de mi trance. Subí mi cabeza para ver quien era el dueño de las zapatillas. Era Justin. Su rostro estaba serio, sus labios estaban sellados formando una linea recta y podia ver como su famoso “bigote” se asomaba cerca de esos labios rosas.
Nuestras miradas no expresaban nada. Nos mirábamos, pero no decíamos nada.
Dicen que una mirada vale más que mil palabras, pero creo que en este caso nuestras miradas eran mudas.
-Los chicos dicen que vayas junto a ellos el avión esta por despegar y tienes que subir. - Dijo serio con su voz ronca. Lo mire nuevamente y me pare de mi butaca para tomar mi bolso de mano y seguirlo e ir junto a los chicos.
El momento menos deseado a llegado. Nos íbamos a separar por un largo rato, no sabíamos cuando íbamos a volver a tener estos encuentros prolongados. Si nos volviéramos a encontrar no serian más de tres días. Era verdaderamente triste.
Llegó el momento, teníamos que despedirnos.
Me agache para abrazar a Jazzy y darle un beso en su mejilla, tal cual lo hice repetí el mismo procedimiento pero con Jaxon. Este solo se sonrojo solo por que le di un beso, eso me hizo sonreír por la ternura que me había causado.
Me levante y miré a Justin fijamente, trate de sonreír pero solo obtuve como respuesta una mueca rara. Lo abracé tan fuerte como si no hubiera un mañana, el correspondió mi abrazo y me rodeo con sus grandes brazos acurrucandome junto a su pecho.
-Te voy a extrañar princesa. - Dijo suavemente en mi oído. Dios iba a llorar y a derretirme a la misma vez, me había llamado princesa, como lo hacía antes.
-Yo también te extrañare y no sabes cuanto. Te echaré de menos. - Dije despacio en su oído, para que nadie más escuchara nuestra pequeña y dulce despedida.
-Prometo escribirte por mensaje ______, lo prometo. Quiero mantener contacto con mi mejor amiga. - Dijo separandose lentamente de mi, para luego mirarme directo a mis ojos. Me dijo que me iba a escribir, pero me llamo«Mejor amiga» Estoy segura que mi corazón se ha roto por completo en mil pedazos. -Cariño no prometas algo que no harás. - Esta situación ya la he vivido y no me tomará por estúpida, no otra vez. - Esta bien. Sé que en este caso no soy el mejor, pero tiene que entender que trabajo muy duro y que la mayoría de mi tiempo viajo, pero te prometo algo que si cumpliré. El tiempo que tenga libre lo ocupare para hcerte saber a ti y a los otros bobos de allá atrás que les escribiré. -Finalizó para luego dejar escapar una risita contagiosa, haciendo que yo riera junto a él. - Esta bien super estrella. Espero verlo pronto. - Bromeé para luego plantarle un beso en su mejilla derecha y entrar hacia la cabina donde me llevaría a casa. -Adiós mi amor, te extrañaré con todo mi corazón. - susurré solo para mi y caminar derecho, siguiendo la luz de la pista de despegue.
Estaba sentada en mi asiento junto con Chris.
Mi mente divagaba por cualquier lado. Hasta que recordé la noche de Halloween. La noche en la que hice el amor con mi amado. Fue tan mágico, aunque los dos estábamos perdidos gracias al efecto del alcohol. Para mi fue tan hermoso, fue en el momento en el que nosotros dos nos unimos para formar una sola persona, como si fuéramos dos piezas de rompecabezas, encajamos a la perfección. Nunca me voy a olvidar de esa noche lujuriosa, salvaje, llena de pasión, pero sobre todo de amor.
Nunca me voy a olvidar en la noche que hice el amor con mi Justin. 

I´ll Never Let You Go [25]

Capítulo Veinticinco.


-¿Confundido?-


Desperté gracias a los pequeños saltos de mis dos hermanos. Los dos ya estaban despiertos y con muchas energías. Me levanté de la cama y busqué mi Iphone para ver que hora era. Once y media de la mañana, ¡Carajo! Me había dormido. Me dirigí hacia el baño no sin antes saludar a mis hermanos. Entré y me di una ducha lo más rápido que pude. 

No había escuchado las risas de los niños, por lo cual eso me pareció extraño. Al salir del baño, con una toalla blanca enrollada en mi cintura, me di cuenta que los niños no estaban y que la cama ya estaba hecha «Servicio de limpieza» pensé.
Me aseguré que la puerta estuviera bien cerrada. No quería que ningún tipo de incidente pasara y menos que los niños me vean desnudo. Caminé hacia el placard y tomé uno boxer rojos, un pantalón corto negro, mi sudadera blanca y me coloqué mis Supra negras. Despeiné un poco mi cabello y me coloqué mi desodorante, para bajar junto con mis amigos y disfrutar de nuestros últimos tres días que no quedaban juntos.
Como de costumbre todos ya estaban desayunando excepto ______ que estaba ocupándose de Jazzy y Jaxon, cual eso me causó mucha ternura. Se veia como toda una madre, seria buena madre.Pensé.
Como soy todo un caballero la ayude con mis hermano,le dimos a cada uno su desayuno correspondiente y por fin nos sentamos a comer entre risas con nuestro grupo de amigos.

Estos últimos días iban a ser tristes,ya que sin contar hoy faltaban dos días para que se marcharan rumbo a Canadá. Como me encantaría que se quedaran un tiempo más,pero ellos tienen su familia y pronto se acercan las fiestas. Trate de no pensar en eso, me deprimía. Iba a disfrutar al cien por ciento todo este tiempo que queda.

{...}

Pasamos el día muy bien. Estuvimos jugando en la Wii,estuvimos en la pileta... En fin hicimos todo tipo de actividades que nos incluyan a todos y sobre todo que nos gustara.
La noche se iba adueñando de California igual que el fresco. La temperatura había bajado demasiado. El tiempo estaba verdaderamente loco e inaguantable.
Cenamos bajo la luz blanca de la gran luna llena, era una noche perfecta. Luego de cenar _________ y yo bañamos a mis hermanos «en baños diferentes» _______se ocupó de Jazzy,mientras que a mi me tocaba bañar al niño más inquieto del mundo,Jaxon. Al terminar le pusimos sus respectivos pijamas y los acostamos,para que pudieran dormir tranquilos y frescos.
Por mi parte yo no pude dejar de ver a _______,es «perfecta» en el sentido que sería una estupenda madre. No me alinterpreten. Yo todavía sigo enamorado de Selena aúnque ella no me quiera ver ni en figurita. La verdad no sabe de lo que se pierde.
No confundan, ________ es mi amiga,fue mi ex pareja en el pasado...ahora ella es solo mi amiga y la aprecio. Aparte no siento lo mismo que antes, es afecto,cariño,pero de amigos. A la única que amo,la dueña de mis pensamientos es Selena y nadie podrá cambiar lo que pienso y siento sobre ella.
_________ es mi pasado. O tal vez eso quería hacerme creer. Estoy confundido.

Ahora la pregunta del millón ¿qué sentirá por mi al verme? ¿Me habrá superado?
Tal vez ella solo podrá respondermelo,solo si se lo pregunto. ¡Oh Bieber que estas pensando!, ni loco le vas a preguntar eso a _______. Mi torpe conciencia me habla o mejor dicho me responde, genial. A lo mejor tenga razón como le voy a preguntar de un día para el otro «Hola _______ ¿sigues enamorada de mi?, porque yo no lo se» Que ridicules.
Seguramente la hora me está afectando o el cansancio,pero este yo no soy.

{...}


Los días pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Nos encontrábamos tomando nuestro último desayuno juntos. Hoy los chicos volvían a sus casa,lejos de aquí. Los iba a extrañar demasiado,eran parte de mi familia. Ellos me hacían olvidar en la mierda que estaba viviendo últimamente. Todo las noticias eran sobre mi,y eran malas,desagradables. Lo peor de todo es que mis Fans, mis Beliebers les creían y eso me rompía el alma. Sé que no soy un santo,pero no soy un demonio. Solo soy un simple adolescente que tuvo que crecer y madurar frente a la prensa,frente al mundo entero. La palabra “privacidad” no existía en mi vocabulario. Ser famoso no es nada fácil y menos cuando hay que lidiar con la prensa que inventa cosas sin sentido para hundirte y romperte,pero no hay que darles el gusto. No hay que mostrarse débil para que sepan que sus ”palabras” no nos duele y menos que meno nos debilitan. Hay que darles a entender que toda su mierda no nos afectan en nada,por más que por dentro estés roto totalmente.
Por eso es duro ser famoso.

Mis amigos me hacen sentir como si estuviera en casa,como si fuera Justin Bieber un adolescente más de Canadá. Un chico “normal”

Pero lamentablemente estábamos a horas de ser separados. Y la verdad no se cuando los volveré a ver.


I´ll Never Let You Go [24]

Capítulo Veinticuatro.


-Dudas- 


La verdad no tenía bien definido mis sentimientos. Desde que él se había ido no pude volver enamorarme de otra persona. Siempre terminaba comparándolo, sin darme cuenta. 
Sin darme cuenta me había puesto a recordar viejos tiempos, de nosotros, de Justin y de mi. Éramos tan felices juntos, no se como todo acabó. Pero todo acabo de la mejor manera posible. No sabia si estaba enamorada o no de él, si era amor o solo atracción físico que sentía por él, no lo sabía.

Traté de despejar mi mente de todo aquel pensamiento que se tratara de mi pasado. Me levanté del gran sillón negro de cuero y me dirigí hacia mi habitación. Subí las escaleras con mucha pesadez en mis pies, al pasar por el gran pasillo de color beige me encontré con una tierna y hermosa imagen. En la habitación de Justin estaban acostados en la cama Jazzy y Jaxon abrasados los dos juntos envueltos en unas finas las sábanas blancas. Sonreí al verlos.
Sentí dos brazos envolver mi cintura, haciendo que me diera vuelta bruscamente. Era Justin.
Por dios este hombre me quería dar un infarto. Como me va agarrar de esa forma y sin avisarme. Le tendría que haber pegado en sus partes débiles, al fin y al cabo no me hubiera arrepentido y él no me volvería asustar jamás en su vida.
-¡Carajo! Justin casi me das un infarto. Te das cuenta que lo que acabas de hacer está mal.- Dramaticé, y me solté de su agarre. Me separé sin pensarlo, para poder mirarlo mejor fijamente en sus ojos marrones. Él solo esbozó una sonrisa. Su típica sonrisa que enamora a todas las chica, menos a mí.
- Perdona no era mi intención asustarte. No exageres _______ tampoco era para tanto. – Dijo sin darle mucha importancia. -¿No era para tanto? ¡Casi muero! y tú me dices que no es para tanto. Eres de lo peor. –Crucé mis brazos sobre mi pecho frunciendo en ceño.
-Ya te pedí perdón. ¿Qué más quieres?- Preguntó mirándome a mis verdes ojos. «a ti te quiero»pensé. –No quiero nada, ya está. Dejemos esta pavada. Que descanses.- Dije para luego irme hacia mi cuarto, sin dejar que el me respondiera.
Me dejó con las palabras en la boca. Solo me dio las buenas noches y se fue moviendo sus caderas hacia su cuarto. Esta chica no está bien. Tal vez debe estar en su periodo, si eso debe ser.
Me encontraba parado en el medio del pasillo mirando la nada. Poco a poco pude sentir como el cansancio me iba consumiendo. Bajé a planta baja y saludé a todos los chicos, para luego irme a dormir juntos a mis hermanos.
Me desvestí y me puse un pantalón corto color azul y me mentí con mucho cuidado a la cama, sin despertar a mis hermanos. Apenas apoyé mi cabeza en la almohada blanca caí en un profundo y reconfortable sueño.

I´ll Never Let You Go [23]

Capítulo Veintitrés.


-Bienvenidos- 


Los días iban pasando rápidamente. Hoy iban a llegar los hermanos de Justin, Jazzy y Jaxon.
Habíamos despertados todos juntos muy temprano, para darle una calurosa bienvenida a los pequeños. Hicimos CupCakes rosas con chispas de chocolate en forma de estrellitas. Eran demasiados ricos. Los acompañamos con Leche chocolatada y juego de naranja natural. Iba a ser un desayuno magnífico.
Los Hermanitos habían llegado a las diez y media de la mañana, apenas llegaron comenzamos a devorar nuestra comida.
Pasamos la mañana hablando, jugando y riendo con los niños. El medio día llegó junto con un muy caluroso sol. A pesar que estábamos en otoño, en california el calor se hacía notar. Parecía un día de verano.
Comimos comida rápida de Mc Donald’s todos juntos en el patio trasero, junto a la gran Piscina azul.
El calor se hacía notar cada vez más y más. Decidimos meternos todos a la pileta, para calmar un poco el gran calor. Nos colocamos protector solar para no lastimar nuestra piel con los rayos fuertes del sol. Los chicos se pusieron sus mallas, y nosotras las chicas nos fuimos a poner nuestras bikinis. Mi bikini consistí en dos piezas la parte de arriba era retorcida de color azul eléctrico y la parta de abajo era del mismo color pero era un culote, muy provocativo, pero no mostraba nada que nadie debía ver. Me até el cabello en una simple y alta cola, para luego tomar mi toallón verde manzana y enroscarlo en mi cuerpo. Salí de mi cuarto y me dirigí hacía donde me estaba esperando Jazzy para ayudarla a poner su traje de baño. Su traje consistía en un top fucsia triangular con vuelitos negros, y la parte de abajo era una pollerita negra con volados fucsia, ayude a colocarle su toalla rosa alrededor de su cuerpo.
Bajamos las dos juntas para encontrarnos con el resto. Todos ya estaban sumergidos en la gran pileta. Solo faltábamos nosotras dos, las únicas chicas de la casa. Nos sacamos nuestros toallones y nos metimos junto con los chicos.
Cargué a Jazzy sobre mi espalda y nos sumergíamos juntas debajo del agua. Era divertido y lo estábamos disfrutando juntas.
Justin me había llamado para que llevara a Jazzy a la parte baja junto con su hermano menos Jaxon. Hice lo que él me había dicho.
Al llegar a la pileta redonda de niños, la parte más baja, Jaxon me había pedido que me quedara junto con él y su hermana. Y lo hice. La verdad no me podía resistir a esos dos hermosos niños, lo quería tanto y eran tan dulces conmigo. Era como mis hermanos menos que siempre quise haber tenido.
Allí jugamos los dos tres por un largo rato, hasta que Justin nos dijo que quería tomarnos un par de fotos juntos. La primera foto salíamos Jazzy sentada en mi pierna izquierda pasado su pequeño brazo por mi hombro y Jaxon en la misma posición pero en la pierna contraria, pasé mis brazos por sus pequeños cuerpo y sonreímos hacia la cámara de Justin. En las otras fotos aparecíamos todos nadando, dándonos besos y haciendo caras raras. Era un día hermoso.
-¿Te gusta esta foto?- Dijo Justin mostrándome la foto desde su Iphone. Yo la miré y la analicé por unos segundos. Era linda y salíamos hermosos todos. – Me encanta, es hermosa la foto. Te obligo a que me la pases Justin. – Conteste divertida, mientras sacaba mi celular del bolsillo trasero de mi short.
A la hora de la merienda todos habíamos salido de la pileta para comer y beber algo. Los niños tomaron leche chocolatada con galletas dulces y se fueron acostar un rato a sus habitaciones. Mientras nosotros mirábamos televisión en el living.
Justin estaba sumamente concentrado en su celular, mientras que nuestros amigos miraban atentamente un campeonato de básquet por el gran plasma negro.
Estaba aburrida por lo que opté tomar mi celular y entrar a Twitter. Justin había subido nuestra foto que salíamos con sus hermanos a Instagram. Había sido furor en la web y para todas sus fans, las Beliebers.
#J________ era tendencia en Twitter. Yo seguía sintiendo cosa por él, pero ya no era lo mismo.
Ese sentimiento seguía vivo en mí, pero el tiempo, la distancia, cambió todo. Eso no significaba que no lo quería, lo quería y mucho, pero no como antes.
Su relación con Selena, Jasmine y con todas las chicas que ha salido me habían lastimado. Siempre me sentí muy mal, por el hecho que yo no lo podía superar y el avanzaba como si nada hubiera pasado. Según él, yo era su ángel que había olvidado volar. Pero con el tiempo él había encontrado a su verdadero ángel … a su verdadero amor. Y era Selena, o mejor dicho es Selena.
Él sigue sufriendo por ella, lo puedo ver en sus ojos. Nadie lo conoce más que yo. Su mirada expresa arrepentimiento, tristeza, pero sobre todo dolor. Se nota que ellos dos se amaban. Lo nuestro a comparación de su relación había sido una tontera, era un amor de adolescente, pero el de ellos era amor verdadero.
No lo niego, me duele y mucho que lo nuestro no haya podido ser como lo de Selena, pero veo el lado positivo. Somos amigos, mejores amigos y eso nadie lo va a poder cambiar. Sé que él se pone incómodo cuando hablo de ella, pero tiene que saber que no me afecta en absoluto. O eso creía yo.

I´ll Never Let You Go [22]

Capítulo Veintidós.


-Momentos-

 Había pasado exactamente tres semanas desde nuestro incidente con Justin. Parece que él no se acuerda de nada, en este momento agradezco a dios y a todos los santos que él haya tomado muchas cervezas, si no, no sabría qué hubiera pasado con nuestra amistad.
Por un lado me parece genial que no se acuerde de nada, pero por otro lado no. Yo quisiera que algún día él se enterara que pasó con nosotros esa noche. Me arrepiento, pero no tanto. Me enfada que él no sepa nada, pero de todas formas no le voy a contar porque estaría en juego nuestra amistad, y yo no quiero echar a perder lo único que nos queda.
Tenía los días contado para irme de esta casa. La verdad la había pasado muy bien. Me encanta saber que ese Justin de Canadá sigue. Todo el mundo decía que se le había subido la fama a la cabeza, pero nada que ver. Él sigue siendo el niño que yo conocía desde niña. Y eso me encantaba.
Todos nosotros pasamos las mejores vacaciones del mundo. Todas las noches Revivíamos viejos tiempos contando nuestras anécdotas y acordándonos de nuestras travesuras juntas. Amaba estar junto a ellos, amaba que todos estuviéramos juntos, pero todo buen momento tiene su fin.
Estaba dispuesta irme hacía Canadá sin decirle nada a Justin sobre lo que pasó la noche de Halloween. Me negaba rotundamente a decirle. Igual él no se acuerda de lo que pasó esa noche.
{…}
Me encontraba haciendo las valijas para tener todo listo. Sólo nos quedaba una semana y no quería olvidarme de nada aquí en la casa de Justin.
Muchos rumores salieron en este último mes. Era sobre Justin y de mí. Según los paparazzi yo había vuelto con él y tuvimos varios encuentros en su casa. ¡Ilusos! Me estoy quedando en su casa junto con nuestros amigos. Solo vinimos a pasar un mes de descanso aquí, pero ellos especulaban cosas sin sentido. Aunque esos “encuentros” fueron ciertos, pero solo fue unos y no estábamos conscientes de lo que hacíamos.
Últimamente me pongo a pensar cual sería la reacción de Justin si se enterara que los dos estuvimos en la misma cama y no fue para dormir. Seguramente se pondría mal o no. La verdad no podría responderme esa pregunta, porque habría varias respuestas.
{…}
El día se había pasado muy rápido, más rápido de lo común. Seguramente fue porque yo pasé la mayoría del día llevando mi ropa al lavadero de la casa de Justin y acomodando mis cosas personales. Los chicos habían estado jugando todo el día al ping pon en el patio, junto a la gran piscina. La verdad yo no podría desperdiciar toda mi tarde jugando al ping pon, es aburrido y complicado.
Me acerqué al gran balcón que tenía en mi habitación para disfrutar de la hermosa vista que tenía del atardecer. Una mezcla de colores y la desaparición lentamente del sol se hacían visibles. Era algo inexplicable, daba gracias de poder ver eso grandioso espectáculo que tenía frente a mis ojos.
Dos golpes me hicieron apartar mi vista hacia el horizonte. Me dirigí hacia la puerta para ver quién era el que me llamaba. Tomé la manija de metal frío para luego abrir la gran puerta. Era Justin. Él estaba parado frente de mi puerta con una gran sonrisa plasmada en su fino rostro. Llevaba puesto un pantalón negro corto de gimnasia que dejaba a vista una gran parte de su bóxer rojo, iba acompañado por unas supra rojas, estaba sin camisa y llevaba su pelo dorado alborotado. Eso le hacía ver más deseable de lo normal.
Su visita me sorprendió un poco, ya que nunca él me viene al cuarto.
- ¿Ya terminaste de hacer tus cosas _____? Queremos que bajes para cenar- Dijo con su infaltable sonrisa perfecta. Yo no respondí, solo salí del cuarto para cerrar la puerta detrás de mí y bajar junto con amigo.
Al llegar a la sala lo primero que vi fue a mis tres amigos sentados alrededor de la mesa de desayuno con el teléfono en mano. Apenas aparecimos Justin y yo, todos elevaron sus miradas hacia nosotros.
- Hasta que llegan. Te juro _______ si, sigues tardando por cualquier cosa todos nosotros vamos a comer solos y tú te vas a quedar sin comer.- Dijo Ryan señalándome con su dedo índice.
-No tardamos nada Ryan. Y para tu información señalar es de mala educación. –Dije con un tono burlón en mi voz.
-Golpe bajo.- Murmuró Chris apenas audible, pero todos logramos escuchar. Yo solo me limité a guiñar mi ojo derecho en dirección hacia mi hermano.
Una hora más tarde todos nos encontrábamos en el patio trasero sentados en el corto y suave pasto. Ya habíamos cenado, por lo cual ahora solo íbamos a charlar y revivir viejos tiempos como lo venimos haciendo hace tres semanas.
- Estoy aburrida. - Exclamé sobándome mi panza hinchada por haber comido tres rebanadas de pizza.
-Yo también. – Contestaron todos al unísono. Haciendo que todos soltáramos unas pequeñas risas.
- Y si jugamos al juego de la botella. – Dijo mi hermano. Todos soltamos una mirada confusa.
-Chris, es imposible que podamos jugar. Hay una sola chica y esa soy yo. Salvo que ustedes se besen. – Dije bromeando para luego escuchar las carcajadas de los chicos.
Vimos como Justin se paraba de golpe y entraba hacia la casa. Todos nos miramos confusos. No sabía si yo había dicho algo malo o no, pero algo debí haber dicho para que él se levantara de esa forma. Nos quedamos sentados callados hasta que vimos aparecer a Justin con una guitarra en su mano. Él tomó su lugar junto a nosotros y comenzó a tocar.
Solo nos faltaba la fogata y la playa para estar igual que antes.
Cuando nos íbamos de vacaciones todos juntos, siempre alguno de nosotros llevaba una guitarra para tocar en la noche junto a una fogata y acompañado del ruido de las olas del mar chocar contra las rocas. Esos eran los mejores momentos. Ahí todos disfrutábamos de nuestra compañía.
Pasamos toda la noche tirados en el pasto del patio de la casa. Cantamos todas las canciones que antiguamente cantábamos.
El sueño se apoderaba de todos nosotros, por lo cual decidimos que ya era hora de irse a dormir. Todos juntos nos dirigimos hacia la planta alta y allí recién separarnos, para que cada uno entrara a su cuarto.
Me cambié de ropa, para ponerme mi pijama que consistía en un short rosa con corazones rojos y una remera de tirantes con el mismo estampado que el short. Estaba atando mi cabello en una cola de caballo, hasta que escuché que algún tocaba la puerta de mi habitación. Me dirigí hacia la puerta y la abrí, para luego encontrarme con Ryan. Me hice hacía un lado para darle permiso a que entrara. Cerré la puerta y lo miré. Él no dijo nada. No sabía para que había venido hasta mi habitación, entonces abrí mi boca para decir algo, pero antes de que saliera alguna palabra el comenzó hablar.
- _______ venía para pedirte disculpas por lo de hoy. –Dijo mirándome con sus grandes y celestes ojos.
- Ryan si hay alguien que tenga que pedir disculpas soy yo. Igual yo lo tomé como si estuviéramos bromeando. Quédate tranquilo. ¿Ahora tú me perdonas?- Dije con una sonrisa en mi rostro.
-Sí, te perdono tonta, pero si tú me perdonas. –Dijo con una sonrisa burlona.
-Sí, te perdono Ryan. –Dije, para luego devolverle con una gran sonrisa. Seguramente mi sonrisa era más grande que la del gato de Alicia en el País de las Maravillas. Después de nuestras disculpas Ryan se retiró de mi cuarto sin antes darme las buenas noches, a lo cual yo se la devolví.
Me recosté sobre la cama y me puse a procesar todo lo que había pasado en el día. No había estado todo el día con los chicos, estuve todo el tiempo encerrada en la habitación. Ahora me arrepiento, porque no siempre tenemos estos momentos, y si los tenemos son sin Justin.
Ahora mismo me estaba reprochando todo. Tengo que pasar más tiempo con ellos, aunque no me guste jugar al ping pon. Es la última semana que pasamos todos juntos y hay que disfrutar lo más que podamos. Y así fue como caí en un profundo sueño, pero con una gran sonrisa dibujada en mi rostro.
 

I´ll Never Let You Go [21]

Capítulo veintiuno.


-¿Lo hiciste?- 


-¡Christian! - Grité desesperada y alterada. Nunca me había visto de esta forma, o mejor dicho me encontraba en esta situación. El hecho de tener siempre a una amiga que me ayudara a vestir y maquillar antes de asistir a una fiesta, era lo mejor. Me ahorraba mucho tiempo. Para ser sincera. Pero lamentablemente era la única mujer en la mansión, eso creía. 
Pude notar como la puerta de la habitación de huéspedes de Justin se abría de golpe. Lo único que hice en ese momento fue dar tres pasos hacia atrás, para chocar mi espalda con la suave y fría pared, haciendo que mi cuerpo se estremeciera por el frío tacto.
Era mi hermano. Pude ver en su rostro, lo preocupado que estaba. Eso hizo que me alarmara un poco. Él solo me dio una mirada que recorrió todo mi cuerpo. Comenzó desde la punta de mis pies hasta llegar por fin a mi cara. Me miró levantando una de sus cejas.
-¿Eso te vas a poner? – Pregunto el curioso de mi hermano. La verdad no venía nada de malo en mi vestuario. Llevaba puesto un top negro que dejaba ver todo mi vientre plano, acompañada con unos Jean del mismo color muy ceñido al cuerpo para ser verdad, uno par de tacos negros con pequeños detalles de color rojo vivo y mis infaltables orejas de gato colocadas en mi largo y castaño cabello. Se podría decir que me veía sexi, hasta me sentía sexi. Había planchado mi cabello y le había hecho unas pequeñas ondas en las puntas. Me había maquillado muy sencilla, muy poco para decir la verdad. Un poco de base, para tapar toda pequeña imperfección de mi rostro, pinté mis labios de un rojo fuerte, era un rojo pasión, un rojo deseable. Hacía resaltar mis labios bien formados. Había aplicado rimel en mis pestañas dándole volumen, había delineado mis ojos haciendo que resaltara mis grandes ojos verde esmeralda. 

-Sí, esto me voy a poner. ¿Cual es tu problema?- Respondí a su pregunta, siendo cortante. Esto me estaba frustrando. Siempre preguntaba y criticaba lo que me ponía. No es que me moleste, pero es que la mayoría de las veces es para mal, no para bien. Pero nunca me importó lo que el pensara u opinara sobre mi vestimenta. 

-No, nada. No tengo ningún problema solo que… - Estaba pensando que decir, se notaba que me quería decir algo, peor no se animaba. 
-¿Solo que Christian?– Dije antes que dijera algo malo de mí.
- Nada, solo que te ves más sexi. Y eso es raro. ¿Tú no estarás tratando de seducir a Bieber, no? –Preguntó mi torpe hermano. ¿Seducir a Bieber? de donde había sacado eso. No quiero seducirlo, ni nada y menos quiero que piensen eso los chicos. Yo solo quiero estar bien y divertirme. Quiero olvidarme te todo, hacer como si nunca hubiera pasado nada. Quiero olvidarme de todo solo por esta noche. Solo eso, no tengo ninguna otra intensión. Si pasa algo esta noche con Justin, no me importa ni lo más mínimo, solo quiero disfrutar de todo.
-Chris ¿estas bien? No se solo digo. Bueno vamos al grano. Te llamé para que me ayudaras a pintarme unos bigotes de gato obviamente, en mi cara. – Dije, para luego darle un lápiz delineador. No lo dejé contestar solo le dí el lápiz para que me maquillara. 
Lo guíe hacia la cama, me senté en ella y lo miré. Él estaba parado al frente mío. Levanté mi vista para que pudiera pintarme mejor.

{…}

Media hora más tarde yo me encontraba en mi habitación mirándome al espejo. Tenía que estar perfecta esta noche. Acomodé la bincha de orejas de gato sobre mi cabello. Analicé cada rincón de mi cuerpo y vestimenta para verificar que todo esté perfecto. Era una fiesta de Justin, era obvio que iba a ver mucha gente y la mayoría de ella serían famosos. 
Tomé varias fotos y las subía a todas en Instagram y en Twitter . 

#FelizHalloween #Fiesta Lista para esta noche 

Publiqué mi tweet, para luego ver algunas de mis interacciones. Todas me decían que les gustaba mi disfraz, y eso me alegraba bastante. 

Guardé mi celular en el bolsillo trasero de mi pantalón y me dirigí hacia el baño de mi habitación, para colocarme perfume en mis muñecas, en mi cuello y detrás de mis orejas. Dí una última vista hacia mi vestuario y decidí bajar. 
Faltaba media hora para ser exacta. Estaba muy nerviosa, hoy iban a venir mucha gente y todos eran famosos. No me iba a sacar fotos, no quería parecer una desesperada ni nada por el estilo, solo iba actuar normal.
Bajé con mucho cuidado las escaleras, llevaba unos tacos de diez centímetros, no era tanto, pero bajar con ellos las escaleras era un peligro. Al llegar a planta baja, me dirigí hacia donde sería la fiesta. Primero pasé por el gran Living de la casa y vi sentados a todos los chicos en el sillón. Todos prestaban atención a un partido de baloncesto.
Fui hacia ellos y me senté junto con mi hermano.
Todas las miradas posaron sobre mí. Me sentía nerviosa, pude sentir como mis mejillas ardían. Seguro debía estar roja como un tomate. Nadie decía nada. Me había vestido más atrevida, me corrijo, me sentía más atrevida. Con el paso de los años se podía notar como mis pechos había crecido. Se podía decir que tenía un muy buen busto, era un poco más de lo normal que tenía. El pantalón que tenía puesto hacía resaltar mi trasero, dándole una buena forma. Mi cabello medio alborotado, no tanto me hacía ver más sexi. Pero sin duda lo que mejor me quedaba eran mis labios pintados de rojo pasión.
Nunca antes los chicos me habían visto vestida de esta forma, era como si hoy me hubiera revelado. Esta era la verdadera ______, estaba harta de vestir como una niña, si tenía buen cuerpo tendría que mostrarlo. Al fin y al cabo solo se vive una vez en la vida.


{…}


La música estaba muy fuerte. Me había tomado ya un par de tragos. Ni sabía que había pasado por mi garganta, solo sabía que era un trago muy fuerte que hacía que mi garganta se quemara.
No estaba en mis cinco sentidos, ni sabía con quien estaba bailando tan apegada. Pude sentir como alguien me llamaba. Levanté mi vista para encontrarme con esos ojos mieles, los cuales me habían enamorado alguna vez. Dejé de bailar con la persona que ni siquiera sabía que era. Todo el mundo había desaparecido para mí. Solo éramos él y yo. 
Me tomo de la cintura con sus grandes y suaves manos haciendo que nuestros cuerpos chocaran. No podía pasar nada entre nosotros dos, ni el viento. Nuestros cuerpos formaban uno solo.
Desde ese momento, nuestras miradas no se había separado nunca igual que nosotros.
Ninguno de los dos estaba en sus cinco sentidos, con suerte yo llegaba a los dos sentidos, pero podía sentir como nuestras miradas reflejaban nuestro amor mutuo. Nuestro arrepentimiento por habernos separado. No sabía que hacer con exactitud. Quería besarlo, eso era poco quería comerme esos carnosos y tan apetecibles labios rosas. Sin darme cuenta nuestras miradas ya no eran hacia nuestros ojos, si no que eran hacia nuestros labios.
Podía sentir como los dos necesitábamos besarnos. 
Poco a poco nuestros rostros se iban acercando cada vez más. Sentía su respiración chocar contra mis labios y de un momento a otro yo los había abierto para poder darle la bienvenida a esos labios. Chocaron inmediatamente, los dos encajaban como dos fichas de rompecabezas, nuestros labios habían pasado a formar uno solo. Al principio fue un beso de ternura, cariño, pero poco a poco pude notar como nuestro beso tan especial había tomado otro rumbo. Aquel beso tierno que expresaba amor hacia el otro, se había convertido en un beso de pasión, lujuria. Se notaba como los dos nos necesitábamos.
Había pasado una hora desde nuestro primer beso después de años, y todavía seguíamos besándonos. Era como si nuestras vidas dependieran de eso.
Sentí como sus manos bajaban cada vez más abajo, hasta llegar a mi trasero. Posó sus manos en ella, empujándome más sobre él. Pude sentir su excitación entre mis piernas, eso había hecho que soltara un leve gemido en sus labios. Una sonrisa se formó en sus labios. Me sentí deseada por un momento. 
Sentía como nuestros cuerpo pedían a grito que avanzáramos. Los besos ya eran insuficientes en nosotros. Nuestros cuerpos pedía otra cosa, pedía que los dos estuviéramos juntos en todos los sentidos. Nosotros queríamos pasar a otro nivel. 
Íbamos de la mano hacia un habitación, para poder tener un poco más de privacidad. Entramos hacia el cuarto de Justin. Tenía una cama matrimonial de color crema con un acolchado azul, eso no importaba en ese momento. 
Apenas cerró la puerta de la habitación, volvimos a besarlos, pero más salvaje. El beso se entornó un poco más caliente. Me encontraba recostada en la cama, arriba mío estaba Justin devorando mis labios. Esto era lo que había soñado toda mi vida, y se estaba por cumplir. 
Sus besos iban bajando por mi cuello. Dejó varias marcas en él, para luego bajar hacia el escote de mi top. Me dio una leve mirada, por su rostro pasó una sonrisa traviesa. Sabía lo que se venía. Sacó mi top haciendo que quedara desnuda de la parte de mi torso. Pude notar como en sus ojos como miraba mis senos con deseo. Tomó uno de ellos para llevárselo hacia su boca, mientras con su otra mano masajeaba levemente el otro. Esto se sentía tan bien. Varios gemidos se escapaban por mi boca haciendo que mi cabeza cayera hacia atrás. Sus besos seguían bajando por todo mi abdomen hasta llegar hacia mi Jean. Dio una leve mirada, pidiéndome permiso, yo solo asentí con una sonrisa. Desprendió el botón de mi pantalón y bajó el cierre, para luego deslizarlo por mis piernas y tirarlo en algún lado de la habitación. Bajó con cuidado mis bragas negras, para luego arrojarlas a la oscuridad. Yo mantenía mis piernas cerrada, no quería que haga eso, no ahora. Le di un leve empujón haciendo que yo quedara encima de él. 
Comencé a repartid besos por todo su rostro hasta llegar a su cuelo, donde allí dejé leves marcar rojas que mañana serían moradas. Tomé su remera blanca para sacársela y tirarla. Vi sus abdominales, inconscientemente mordí mi labio inferior. Pude notar como una sonrisa con picardía se asomaba por su bello rostro. Besé todo su torso hasta llegar a sus pantalones. Donde allí bajé su cremallera con cierto nerviosismo y ansiedad a la misma vez.
Pude notar su erección bajo su ropa interior, donde se los saqué. 
Nunca en mi vida me había sentido tan nerviosa como esa vez. No sabía si tomar su miembro o no. No era mi primera vez, por lo tanto decidí mostrar como era verdaderamente yo.
Introducí su miembro dentro de mi boca, comencé a darle leves masajes con mi mano y meterlo una y otra vez en mi boca. Pude escuchar sus gemidos de placer adueñarse en toda la habitación. Eso significaba que lo estaba haciendo bien.
-Nena, córrete que voy acabar. –Escuche a Justin. Pero no hice caso omiso y seguí metiendo su miembro en mi boca. 

Sentí como un líquido espeso sobre mi lengua. No dije nada y me lo tragué, ya que Justin me lo había advertido anterior mente. 

-No debiste hacerlo, _____ no hacía falta que te lo tragaras – Comentó con una sonrisa en su rostro. 
-No importa, yo quería hacerlo. – Le respondí. Para luego sentarme sobre sus piernas y comenzar con nuestra sesión de besos. 
Sentía entre mi intimidad su miembro, y eso me hacía soltar leves gemidos. 
Vi como estiraba la mano hacia la mesa de noche para tomar un paquete plateado de él. Solo me miro con una de sus típicas sonrisas que me mataba, para luego hablarme.

-¿Quieres ponerlo tú? – Me dijo en mi oído con su voz ronca, que tanto amaba. Yo solo tomé el paquete y lo abrí con mis dientes. Tomé el contenido que tenía dentro para luego colocarlo como se debía sobre su miembro. 
Me tomó de las caderas y me tiró con mucho cuidado sobre la cama. Me miró directamente a los ojos y sentí como entraba en mí lentamente, haciendo que se escaparan gemidos de mi boca. No eran de dolor, si no de placer. 
La paredes se iban cerrando cada vez más, estaba llegando al final. Pude notar como ex novio y actual mejor amigo gritaba mi nombre haciéndome saber que también había llegado al clímax.

-_______ - Gritó Justin en toda la habitación con su voz agitada. Esto había sido lo magnífico. 
-Justin – Devolví el grito. Vi como se acostaba junto a mí y me tapaba con una de sus cremas sábanas. Depositó un dulce beso en mis labios para luego caer en un profundo y pesado sueño. 

Era algo inexplicable lo que había sentido. No era mi primera vez, ya la había tenido hace un año atrás en una fiesta, lo cual me arrepiento. Las únicas culpables de eso fueron las copas de más que había ingerido ese día. Había hecho que tuviera algo que no sabía que era. No estaba en mis cinco sentidos. 
Con Justin fue lo mejor que me ha pasado en mi vida. Nunca me había sentido de esta forma, estaba feliz, ansiosa, contenta y nerviosa. Por más que esta noche tampoco estuve en mis cinco sentidos, no me arrepiento de nada. 
Sé que mañana los dos despertaremos con un dolor enorme en la cabeza y al despertar y ver nuestra compañía que tenemos al lado no va a ser lo mejor, yo se que él tampoco se va arrepentir. Podía notar en sus ojos que él lo deseaba y que sabía lo que estaba haciendo. 
La verdad no sé con que cara voy a mirarlo mañana y el resto de las tres o cuatro semanas. Sé que va a ser muy incómodo, pero tarde o temprano vamos a tener que hablar sobre lo que hicimos. Va a ser muy vergonzoso, no entiendo que hice. No es que me arrepienta, pero no quiero arruinar nuestra amistad por haber tomado un par de copas de más. Nos dejamos llevar los dos juntos. No hay nadie a quien culpar. Lo deseábamos juntos y lo hicimos.


{…} 


Sentía calor en mi cuerpo. Hacía mucho calor, estaba acalorada. Decidí levantarme, pero tenía un brazo que rodeaba mi cintura. Lo saqué lentamente sin que se diera cuenta, tomé mi ropa y me vestí. Para luego salir con mucho silencio de la habitación. 
Rezaba a todos los dioses para que cuando saliera del cuarto no me encontrara con nadie. Y así fue. No había nadie. Seguramente todos estaban dormidos. Me dirigí hacia mi habitación y entré. 
Tomé mi móvil para ver que hora era. Diez y media de la mañana. Tuve suerte de haberme despertado tan temprano para largarme o mejor dicho escaparme de esa habitación. 
Si los dos habíamos estado borrachos o mejor dicho él estaba muy pasado de copas no recordaría nada de lo que pasó. Iba hacer de cuenta que no pasó nada, hasta que él lo recuerde y ahí tengamos que hablar.
Entre a Twitter y a Facebook para ver las nuevas novedades, pero no encontré nada interesante. Entonces decidí tomarme un baño. Solo para relajarme y estar más fresca.


Tres de la tarde y aún no había ningún rastro de vida en esta casa. Estaba muy aburrida y aquellos no se levantaban. 
Tenía ganas de ir a sus cuartos y tirarles un vaso de agua para que se despertaran, pero no era mi casa. Así que decidí ir a nadar un rato en la piscina. Tomé un traje de baño, consistía en dos piezas, la parte de arriba era retorcida de color verde agua con lunares azules y la parte de abajo era verde con lunares azules. Tomé mis lentes de sol y el toallón para bajar al patio.
Pasé toda la tarde tomando sol y nadando. Los chicos se habían levantado solo para cenar. Cenamos todos juntos como si nunca hubiera pasado nada. Todos tenían un dolor de cabeza, por lo cual yo tuve que darles una pastilla de las que tomo cuando bebo. 
Como a todos les dolían la cabeza suponía que nadie se acordaba de lo que había pasado la noche anterior. Suponía bien. 

Nos quedamos hasta tarde viendo películas y riendo, como en los viejos tiempos. Me sentía cansada, mis párpados pesaban cada vez más, ya no podía estar despierta. Me despedí de todos, para luego dirigirme hacia mi cuarto y dormir. Me puse mi pijama, para luego caer en un profundo y confortable sueño.